El cuarto prohibido de mamá - 03
Fecha: 27/04/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Barbara Lopez Rucci, Fuente: TodoRelatos
... tarde, Julián encontró la caja vacía cerca del cesto de la basura y durante la cena no se habló del tema.
Al llegar la media noche, como solía hacer, se dirigió a la cocina en busca de un vaso de agua. Sin embargo, como si se tratara de una broma, parecía que el cuarto de su madre lo volvía a llamar. La oscuridad de la puerta abierta parecía una mancha en el comedor atrapado por la noche. Allí escuchaba una voz, la única que podía escuchar en su casa, solo que reconocerla a primeras le resultaba imposible. Como dije, hacía días que Beatriz dormía con el cuarto abierto, sin embargo, resultaba curioso que en esas circunstancias no hubiese tomado el recaudo de cerrar la puerta. Julián no pensó en eso, una vez más estaba atrapado por sus instintos.
Al llegar al umbral, la voz se escuchaba mucho más fuerte. Eran gemidos. Gemidos de placer como los que había escuchado el día que lo desencadenó todo, debajo de la cama mientras Beatriz se masturbaba. Frente a la puerta solo podía verse pared, había que caminar dos metros a la izquierda para que el cuarto en si mismo pudiera ser visible. Un tramo bastante largo, en el que el suelo de madera podía evidenciar su llegada. Por un momento pensó en retirarse, o solo sacar el pene duro y masturbarse nada más con ese placentero sonido; no muchos han tenido la suerte de escuchar a su madre en esa situación. Sin embargo, eligió quitarse las pantuflas y escurrirse al interior del cuarto prohibido.
Beatriz gemía con voz aguda. Con una ...
... voz que jamás mostraba cuando hablaba con él o con nadie. Suspiraba, soltaba uno que otro sonido gutural, y volvía a gemir. Y cuando Julián se encontraba al borde de la pared, desde donde podía verse la cómoda del televisor y los pies de la cama matrimonial, hasta el sonido húmedo del dildo enterrándose en su madre podía oírse.
—Ay si… si… —era todo lo que ella repetía.
Julián fantaseaba con escuchar su propio nombre, pero esos sonidos bastaban para que tuviera que regular la velocidad del movimiento de su mano en su pene, pues no quería que el placer terminara en ese momento. Su pene resbalaba como recién escupido, y los gemidos de su madre no se detenían. Deseaba ver, pero temía que sus miradas se encontraran. Estaba en la frontera, en la oscuridad, pero si sus ojos se habían acostumbrado, también los de su madre.
Los gemidos se intensificaban. Cada vez sonaban más altos y cada vez más rápidos. Beatriz estaba agitada y parecía oírse un chapoteo por cada vez que se clavaba el juguete en su vellosa vagina. Por fin, un suspiro que Julián hubiese escuchado desde su cuarto salió en compañía de un grito de placer, y el concierto por fin llegó al final. Entonces fue la cama la que sonó. La madera crujió y las sabanas se rosaron. Julián se pegó a la pared y rezó por que su madre no eligiera salir del cuarto en ese momento. Pero cuando escuchó que lo que se había cerrado era la puerta del baño, sintió un alivio casi inigualable.
Tenía la oportunidad de salir, quizá la ...