1. Profesor de mis hermanas (XI: Paz en el Verdor)


    Fecha: 27/04/2024, Categorías: Incesto Autor: Nightwing1000, Fuente: TodoRelatos

    ... brillante de sudor, con sus enormes tetas, su culo perfecto, sus piernas de diosa, su cintura esbelta en el atuendo deportivo, me estaba provocando cosas terribles. Y por primera vez podía ver claramente que ella también pensaba lo mismo. Su mirada estaba hurgando en mi alma, sus ojos pasaban desde mis ojos a mi bulto en mis pantalones, y luego de vuelta a mi rostro.
    
    —No lo sé. No sé de qué pérdida estás hablando…
    
    —Luz puede hacerse la boba, pero está compitiendo conmigo tanto como yo con ella. Aún es virgen, una gemela lo sabe. Así que aún no pierdo.
    
    —Todavía no entiendo de qué…
    
    —¿Y sabes? Escribo literatura erótica —me dijo. Eso yo ya lo sabía—. Generalmente sobre familiares follando entre ellos. Tienes cara de que lo sabes. Lo imaginaba, me estuviste espiando. Hace poco, escribí sobre un chico que se folla a su hermana en un bosque, ¿sabías? Me gustó mucho como quedó, y a los lectores también.
    
    —Ah, me imagino… ¿Quieres foll…?
    
    —No. No aún. Soy virgen, León, deberías ser más considerado con una joven virgen, ten más paciencia —me dijo, con voz casi seductora.
    
    —Ah. Disculpa, no estaba…
    
    —Si me deseas puedes poseerme, hermano. Ven —ordenó Paz, esta vez con voz full de seducción, recostándose en el árbol, y extendiendo la pierna para acariciar mis muslos, invitándome. No tardé mucho en estar pegado a ella, nuestros rostros frente a frente.
    
    Cerramos los ojos. Nuestros labios no tardaron en unirse en un poderoso, apasionado y salivoso morreo mientras ...
    ... la abrazaba y jalaba de ella hacia mí.
    
    Acaricié sus senos por encima de su húmedo top, masajeándolos como si fueran de goma, y Paz gemía de placer mientras su lengua luchaba con la mía. Mi hermana me acarició el pecho, luego la espalda, y bajó las manos hasta que agarró mis nalgas. Yo hice lo mismo con las de ellas. Tenía un culo absolutamente perfecto, se ajustaba a mis manos como si estuviera hecho para éstas, y las sobé y agarré y masajeé mientras mi hermana gemía.
    
    Dos muchachas aparecieron trotando en una curva, y las vi sonreír mientras Paz me besaba el cuello. Tan solo una pareja de cachondos, debieron pensar, mientras cuchicheaban y reían con picardía, mirándonos. ¿Qué hubieran pensado de saber que la chica a quien le estaba agarrando el culo era mi propia sangre?
    
    —Nos están mirando, Paz. Nos van a descubrir.
    
    —Que vean —me dijo, lamiéndome el lóbulo de la oreja. Cómo me encantaba cuando las chicas hacían eso.
    
    —Paz, joder, ¿qué te ha poseído?
    
    —Mmmm, mmmmm, estoy muy mojada… ¿quieres ver?
    
    Nos fuimos un poco más hacia la oscuridad, detrás de otro árbol más frondoso, un poco más lejos del camino. Si un oficial nos veía estaríamos en problemas, pero no estábamos pensando en ello mucho en ese momento. Su clítoris y mi polla estaban tomando todas las decisiones.
    
    Me arrodillé ante mi hermana que me miraba con rostro de súplica. Separó las piernas. Jalé sus shorts hacia arriba hasta que parecieron bragas, y las corrí hacia un lado para encontrarme con su ...
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