Clases de refuerzo - Relatos Eróticos

Clases de refuerzo

CLASES DE REFUERZO

Después de llegar del trabajo salí a dar una vuelta por los alrededores de mi urbanización, me encontré con una pareja, de la misma urbanización, María y José, tras saludarnos, la mujer me dijo:

- Precisamente, estábamos pensando en hacerte una visita.

- ¿Sucede algo?

Me extraño un poco, ya que únicamente nos conocíamos de vista, aparte de saludarnos nunca habíamos tenido una conversación.

- Mira, estamos preocupados con nuestro hijo, a este paso este año va a volver a suspender las matemáticas y no podrá ir a la universidad y perderá un año más. Habíamos pensado en qué le ayudaras, ya qué sabemos qué das clases de matemáticas en el instituto y parece qué tus alumnos están muy contentos contigo.

Yo no conocía al hijo, no sabía si era alumno mío o de algún compañero, en cualquier caso, no me parece correcto dar clases particulares a un alumno del centro, ya qué se podría argumentar cierto favoritismo hacia él.

-Lo siento, pero dar clases particulares a un alumno del centro, no me parece correcto, seguramente muchos pensarían qué sus notas no serían todo lo imparciales qué deberían ser.

- Por eso no te preocupes – me respondió el padre – Alberto, no va a tu instituto, va a un centro concertado, nadie podrá decir qué influyes en sus notas.

La oferta económica qué me hicieron fue interesante, yo únicamente les puse una condición, qué las clases fuesen de lunes a jueves, los viernes los tenía ya ocupados. Ellos aceptaron ...

... inmediatamente, por lo qué quedamos en qué vendrían el próximo lunes con su hijo para conocernos, y empezar las clases de refuerzo.

Llegó el lunes, habíamos quedado a las seis de la tarde, antes de que llegaran me duché, me maquillé muy ligeramente, y me dispuse a elegir qué ponerme para recibir a la familia. Me puse un conjunto de braguita y sujetador blanco, una blusa de seda, abotonada delante con siete botones, de manga larga, en cuanto a la parte inferior me asalto la duda, ¿falda o pantalón? Finalmente me quedé con dos prendas, una mini negra, lisa y con cremallera trasera y un pantalón también negro, con botón y cremallera en la parte delantera. Tras mucho dudarlo, terminé decidiéndome por el pantalón, como calzado elegí unos zapatos negros de medio tacón, eran los qué habitualmente llevaba a mi centro de trabajo. Me miré en el espejo, el botón del cuello estaba desabrochado, me desabroché dos más, el siguiente botón ya quedaba por debajo de mis pezones y me pareció excesivo, así en algunos momentos se podía ver el borde del sujetador.

A las seis en punto sonó el timbre, fui a abrir y en contra de lo esperado sólo vinieron el padre y el hijo, inmediatamente el padre disculpo a su pareja diciendo:

- María me ha pedido qué la disculpes, pero a última hora le ha surgido un compromiso y no ha podido venir.

- No hay nada qué disculpar, pasad.

- Bueno te presento a mi hijo, Alberto, esta preciosidad es Sara, tu profesora particular.

- Gracias, por el cumplido, seguro qué ...