Clases de refuerzo - Relatos Eróticos

Clases de refuerzo

... Alberto y yo nos llevaremos estupendamente y superará todas las dificultades.

Padre e hijo no me quitaban ojo de los botones desabrochados de mi blusa, especialmente el padre. Quizás si hubiese sabido qué no venía la madre, no me hubiese puesto el sujetador, como tengo pechos pequeños me siento más cómoda sin él y a menudo no lo llevo, a no ser qué blusas o camisetas se transparenten demasiado. Seguramente en vez de los pantalones, me hubiese puesto una mini, creo que en el fondo me preocupaba un poco qué una madre de su edad pensara qué esta profesora tan joven es un poco putilla.

Estuvimos hablando un rato, especialmente sobre las dificultades que tenía Alberto con la asignatura y finalmente nos despedimos, quedando en qué Alberto vendría al día siguiente para comenzar con las clases.

Ese martes para ir al instituto me puse una mini verde oliva tipo jeans con dos bolsillos delante y dos detrás, con botón y cremallera en la parte delantera, una blusa camisera blanca, ligeramente trasparente, hice pruebas con tres o cuatro botones desabrochados, me parecía demasiado llevar desabrochado el cuarto, con lo que me conformé con tres, en esta ocasión el sujetador era indispensable, con una braguita lisa de algodón, zapatos negros de medio tacón y medias beige autoajustables.

La mañana transcurrió sin incidentes, para mi qué me miren es algo normal. Cuando llegué a casa a la tarde decidí recibir a mi nuevo alumno con la misma ropa, estaríamos en una habitación de la ...

... segunda planta, amueblada con unas estanterías en las qué se almacenaban libros, novelas y de texto, así como carpetas de mi época universitaria, una cámara de fotos otra de video y algunos objetivos, junto con algunas fotos, un televisor junto a una cadena de música con sus correspondientes altavoces, un relax en el que me sentaba para leer, escuchar música o ver la tele. En ocasiones jugaba a conectar una de las cámaras al televisor y sentada en el relax ver, lo que vería alguien qué estuviese enfrente de mí, al sentarme, levantarme, cruzar las piernas o separarlas distraídamente, lo que dejaban ver unas braguitas transparentes, soy bastante aficionada a ellas, me parecen muy sexys, o lo que deja ver ir sin ellas, en más de una ocasión me he atrevido a salir sin ellas. Enfrente de la salida a una terraza había una mesa cuadrada con cuatro sillas donde pensaba estar junto a mi alumno.

Cuando llegó tras saludarnos le invité a pasar y subimos al cuarto qué he mencionado, en la mesa había una jarra con agua y un par de vasos preparados previamente por mí. Me serví un vaso de agua le ofrecí otro a él, qué aceptó. A continuación, le dije:

- Alberto, si tienes cualquier duda no dudes en preguntarme, me puedes llamar Sara, y piensa qué soy una amiga qué sólo quiere ayudarte, no una profesora.

- De acuerdo, Sara, no te preocupes así lo haré.

Empezamos viendo el tema del día, hicimos algunos ejercicios, me preguntó algunas dudas, y así transcurrió la hora. Si observé sus ...