Las alas del ángel
Fecha: 05/07/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alfasuperior, Fuente: CuentoRelatos
... chavales (y quizá ustedes) nacieran, Angélica vendía más que la Vampirella o la Red Sonja. Y, aunque no soy un Moebius ni un Hal Foster, ni mis guiones tenían la profundidad de un Art Spiegelman, seguía siendo arte. Entre paja y paja, mis historias daban que pensar. Pero parece que hay más sitio en vuestra mierda de evento para gilipollas que solo saben gritar en Internet que para mí.
Por último, no quería despedirme sin destacar vuestra hipocresía al condenar mis dibujos como inapropiados cuando varios de vuestros invitados viven de enseñar su cuerpo en Internet, disfrazados de los mismos cinco personajes. Yo, por lo menos, acepto que lo que hacía era arte erótico. Pero vosotros condenáis mis dibujos y aceptáis esa forma de prostitución virtual, y ahora seguramente me respondáis que alguien enseñando las tetas o marcando el paquete no está necesariamente sexualizado. Venga, idos a tomar por culo.
En fin, seguiré dibujando. Solo espero que, cuando me muera, no me hagáis un homenaje".
Miró el mensaje durante varios minutos, paladeando la humillación a la que sometería a esos niñatos imberbes que habían decidido que tenía que conformarse con su mierda de jubilación en vez de ganarse unas perras firmando cómics y regalando dibujos. Se los imaginó recapacitando, pidiéndole perdón, tal vez creando una polémica que hiciera que sus páginas originales se revalorizaran.
Se imaginó también el precio de la luz y el agua subiendo, y se imaginó depender de los organizadores ...
... de ese evento o de sus amigos al año siguiente. Resopló y puso el dedo sobre la tecla retroceso.
«Tendría que haberlo copiado para cuando me diagnostiquen un cáncer o algo así» -pensó con amargura, pero decidió dejarlo estar. Al menos él tendría la victoria moral.
-Bueno, ahora...
Ahora, nada. Porque, sin la posibilidad remota de que le pagaran por sus dibujos, tenía poco sentido agarrar el lápiz, ni hablar ya de la tinta.
Hizo descender sus ojos sobre el lápiz como un juez haría caer su martillo. Por culpa de ese lápiz. Por culpa de ese lápiz había tenido que cenar un bocadillo de chóped, por culpa de ese lápiz sus mejores ideas habían sido olvidadas en suplementos y revistas que ahora acumulaban polvo, por culpa de ese lápiz había tenido que conformarse con una foca frígida que le había humillado a diario durante sus treinta años de matrimonio.
No supo si tosía o lloraba, solo que tuvo que agarrar uno de sus papeles para limpiar sus gafas. Pese a todo, fue un papel vacío, sin la efigie sagrada de Angélica dibujada en él.
Se dirigió a sus estanterías, mirando esos tebeos que casi agradecía no haber podido vender. La mayoría se encontraban sepultados en revistas eróticas de poca monta que el desarrollo natural de los acontecimientos había acabado condenando al ostracismo, y pocas veces habían sido reeditados en un formato decente. Pero, aun así, seguía habiendo lectores de su quinta que de vez en cuando le mandaban correos cantando las bondades de Angélica o ...