Follando con mi pasado - Relatos Eróticos

Follando con mi pasado

... fui al vagón en el que estaba el bar para desayunar.

Llevaba allí un buen rato, incapaz de probar bocado por el mal cuerpo que me había dejado la situación, cuando alguien me dio un toque en la espalda. Me puse tenso de golpe al pensar que sería Alicia, pero al darme la vuelta vi que tenía ante mí nada menos que a María. El simple hecho de que me hubiese reconocido ya me hizo que me emocionara.

- Cuánto tiempo sin verte, Levi.

- María...

- Me alegro de que te acuerdes de mí.

- Por supuesto que me acuerdo.

- Menuda coincidencia que hayamos cogido el mismo tren.

- Ya, he alucinado cuando he visto a Javier.

- Él también se ha llevado una gran sorpresa.

- No sabía que estabais juntos.

- Es algo bastante reciente. Él me reconoció del cole, comenzamos a hablar...

- Y surgió la chispa, ¿no?

- Más o menos... pero de momento no es algo serio.

- ¿Cómo te va todo?

- Bastante bien, aunque no tanto como a ti.

- ¿Por qué dices eso?

- He visto que estás con una chica muy guapa.

- Sí que lo es, pero si me viera hablando contigo me la cortaba sin dudarlo.

- ¿Es celosa?

- Supongo, aunque no descarto que se comporte así solo por fastidiar.

- Y eso que no sabe que una vez me declaraste tu amor.

- ¿Lo recuerdas?

- Pues claro. De hecho, he lamentado muchas veces el haberte rechazado.

- No éramos más que unos críos.

- Lo sé, pero fui muy cruel contigo.

- No pasa nada, de verdad.

- Te veo muy nervioso.

- Siento que ...

... Alicia puede aparecer en cualquier momento.

- Ven, sígueme.

María me cogió de la mano y tiró de mí hasta salir del bar. Atravesamos el vagón en el que nuestras parejas seguían durmiendo, lo que hizo que casi se me parara el corazón. Después se metió en uno de los pequeños cuartos de baño y me pidió que entrara con ella. Me pareció muy arriesgado, ya que estábamos muy cerca de mi novia y al salir era posible que ya estuviese despierta.

Llevaba años haciendo todo lo que Alicia me pedía, así que menos me iba a negar a cumplir la voluntad del amor de todo mi infancia. Entré en ese minúsculo lavabo y me senté en el retrete porque prácticamente no había otro sitio en el que colocarse. Acto seguido María se sentó en mis rodillas, lo que me dejó tan confuso como excitado.

- ¿Qué haces, María?

- Te debo una disculpa.

- Ya te he dicho que no pasa nada.

- ¿A ti no te ha puesto cachondo a este reencuentro?

- Sí, pero tenemos pareja.

- A Javier no lo considero mi novio, y tú no pareces demasiado feliz con la tuya.

- Pero no quiero engañarla.

- ¿Cuántas veces has fantaseado con esto?

- Cuando estaba enamorado de ti no pensaba en estas cosas.

- Porque aún no me habían crecido las tetas, pero mira qué grande son ahora.

- Ya, me he dado cuenta.

- ¿Te gustaría tocarlas? He visto que tu novia está plana.

- No me hagas esto.

- Diviértete, Levi, hemos venido a este mundo para eso.

Antes de que pudiera responder, María se quitó el jersey y acto ...