1. Confesiones zoo, de una mujer preñada


    Fecha: 08/07/2024, Categorías: Zoofilia Autor: Cintia, Fuente: TodoRelatos

    ... me poseía con autoridad, se adueñaba de mi cuerpo entero y lo gobernaba con la fricción de su miembro. contra las paredes de mi vulva.
    
    Deseosas de su espléndida verga empotrada firmemente en mi cavidad, me avasallaba totalmente, su pene estaba enterrado profundamente en mí y su bola se había deslizado suavemente oprimiendo y amoldándose a mis paredes de mi castigada matriz.
    
    Mientras crecía y crecía, aumentando su volumen, adueñándose de mi claustro, percibiendo la aguzada punta de su pene tocando a las puertas de mi útero, las sensaciones excesivas de ardor y erotismo me hacían estallar en continuas oleadas orgásmicas que mi cuerpo entero se deleitaba y mi mente se perdía en ese mar cubierto de lujuria.
    
    Su verga enorme punzaba, el diminuto orificio a mi útero, una mezcla de placer y dolor me mantenían meneando mis caderas y mi culo hacía atrás, todo en mi interior se contraía abrazando ese caluroso pene que palpitaba dentro de mis entrañas, el hormigueo de mi vagina era intenso, las cosquillitas exquisitas me tenían locas, casi me estaba orinando, del placer que recibía mi sexo.
    
    Estaba como loca suplicándole que me llenara con su semen y como si hubiese entendido, él explotó en mí con tal fuerza que me arrancó un chillido de esos y un orgasmo brutal, creí que moriría ahí, ensartada en este maravilloso pene que vibraba en armonía con mi clítoris trepidante y esos temblorcillos descendían por mi espina hasta mis muslos y piernas que tiritaban con escalofríos de ...
    ... placer, era algo alucinante, esa unión carnal.
    
    Me fui desplazando, apoyando mis tetas sobre el piso fresco que me regalaba esa frescura y alivio a mis pezones adoloridos por la fuerza del placer, mis botoncitos estaban a punto de explotar.
    
    El perro estuvo eyaculando por largos segundos, mientras no me soltaba, permaneciendo prendido, como si temiese que me escapase, mientras goteaba su semen, humedeciendo el suelo en que estaba acuclillada.
    
    Nos desabotonamos y yo me desvanecí agotada, contra la parte humedecida del suelo, tratando de recuperar el ritmo de mi respiración, viniendo a lamer mis abusadas carnes con su áspera lengua provocándome una serie de mini orgasmos.
    
    Acostada sobre el piso, lo observaba mientras lamia su verga, aun erecta, atrayente y sumamente sexual, gateé hacia él, subyugada por su aparato, sin poder contenerme, comencé a lamerla, besarla, mientras el perro se mantenía tirado disfrutando de mi contacto oral.
    
    La comencé a chupar, atraída, por un sabor especial, mezcla de su esperma con mis flujos, llevándola hasta lo más profundo de mi cavidad bucal, sintiendo cada tanto regar mí interior. No dejaba de explicarme como podía llegar a semejante extremo, pero me era imposible dejar.
    
    Continué un buen rato, mientras Ben, disfrutaba de los mimos de su hembra, me dormité pegada a su cuerpo, su pelaje calentaba mi cuerpo, al despertarme estaba algo fresco, prendí unos leños, en la estufa, aun me quedaba tiempo para disfrutar un tiempo más.
    
    Mi ...
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