El Nuevo Patriarcado - La Doctora - Relatos Eróticos

El Nuevo Patriarcado - La Doctora

... que podía esperarme en el Burdel.

Nada más llegar al burdel, una joven desnuda me acompaña a una habitación y luego de ayudarme a quitarme la gabardina me ordena que me tumbe boca abajo en la cama y comienza a atarme.

“Lo siento señora, pero el cliente que ha contratado sus servicios durante toda la noche por ocho mil dólares la quiere así;” me dice.

Me dejo atar sin problemas y sonrío aliviada al pensar que no tendré que follar con una docena de hombres como había temido al llegar al burdel.

Llevo casi media hora atada cuando escucho que se abre la puerta, trato de mirar hacia atrás pero no puedo ver nada, luego escucho una voz que me hiela la sangre.

“Hola Anne, seguro que no esperabas verme y menos que pagara ocho mil dólares por ti, pero el gobierno me ha pagado una gran compensación por ti y tus hijas, ya que legalmente yo era vuestro dueño, me he comprado una casa en la montaña y media docena de putas universitarias con las que puedo hacer todo lo que quiera pero primero quería disfrutar una última noche contigo y sobre todo ahora que no vas a poder evitarlo follarme ese culo que espero que siga siendo virgen;” me dice mi exmarido.

“Había perdido todas las esperanzas de encontrarte después de todos estos años;” me comenta. “No te puedes ni imaginar como lo celebré cuando el gobierno se puso en contacto conmigo y me informó de tu paradero.”

Cuando mi exmarido termina de hablar, me he quedado sin ninguna reacción, sé que cualquier cosa que diga solo ...

... empeorará las cosas.

De repente noto un fuerte golpe en la espalda, el bastardo me está azotando. La siguiente hora continúan los azotes, cubriendo mi cuerpo de marcas rojas, cuando los golpes cesan, me siento aliviada hasta que noto como mi ex se sube a la cama encima de mí, empujando su polla dentro de mi culo sin ninguna lubricación.

Estoy segura de que mi ex esperaba oír un grito de dolor al follarse mi culo, pero lo único que se oye en la habitación es un grito de frustración al darse cuenta de que su polla entra fácilmente en mi culo.

En este tiempo en el hospital, el señor Turner se ha follado mi culo prácticamente todos los días desde que me lo desvirgó la segunda vez que me folló, y su polla es bastante más grande que la de mi exmarido.

La frustración provoca que mi exmarido deje de follarme y comience a azotarme de nuevo.

Cuando la esclava que me ha atado entra en la habitación para desatarme, suelta un grito y avisa a los equipos de seguridad y a los médicos. Todo mi cuerpo está lleno de moratones, marcas de látigos y quemaduras de cigarrillos y tengo insertados profundamente dos enormes consoladores en mi coño y mi culo.

A pesar de que todavía me quedan día y medio de servicio, dos esclavas me lavan y se encargan de llevarme a casa.

Al día siguiente, mientras me recupero en la cama atendida por mis hijas, recibo una llamada del gobierno pidiéndome disculpas por lo sucedido y diciendo que mi exmarido ha sido expulsado de los burdeles estatales y ...