El Nuevo Patriarcado - La Doctora - Relatos Eróticos

El Nuevo Patriarcado - La Doctora

... que no tendré que trabajar en ellos durante el siguiente año.

El lunes por la mañana, a pesar del dolor, decido ir a trabajar al hospital, me he dado cuenta gracias a esta dolorosa experiencia de que si alguna vez me despiden de mi trabajo, al ser una esclava del gobierno terminaría sirviendo permanentemente en un burdel, y no estoy dispuesta a permitirlo, haré lo necesario para mantener mi trabajo.

Llego al hospital media hora antes de lo normal, sabiendo que a esa hora el señor Turner no está en la oficina, despierto a Carol, y después de llevarla a los baños, la ato a los barrotes de la jaula, me coloco un arnés doble introduciéndome casi veinte centímetros de plástico brillante en mi coño y dejando otros treinta centímetros fuera. Me coloco detrás de Carol y comienzo a follármela salvajemente.

Las dos esclavas aún nos encontramos en ese estado cuando entra el señor Turner, que se queda mirándonos sonriendo. Bajándose los pantalones se acerca a mí para que le chupe la polla, pero cuando me agarra la cara para girármela hacía él, un juramento escapa de su boca.

“¿Qué demonios te ha pasado?” me grita viendo los golpes de mi cara que no he conseguido cubrir con el maquillaje.

La ira en su rostro no hace más que aumentar al recorrer mi cuerpo con la mirada y descubrir los restos de latigazos y quemaduras.

“¿Quién te ha hecho esto?” me pregunta.

Soy incapaz de contestarle, rompo a llorar sin saber que decirle. Para mi sorpresa el señor Turner me acerca a ...

... él para abrazarme.

Ninguno de los dos nos hemos dado cuenta de que al oír los gritos, los dos hombres de seguridad que siempre van con el señor Turner han entrado en el despacho.

“Avisad a un médico para que traiga una camilla y que preparen una habitación para Anne;” les ordena.

“Es una esclava;” le replica uno de los dos hombres antes de bajar la mirada y salir del despacho.

No sé qué me ha sorprendido más, si el abrazo o que me haya llamado por mi nombre, aunque todo da igual, antes de que me dé cuenta estoy sobre una camilla siendo llevada a una habitación, cayendo dormida al sentir una inyección en mi brazo.

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Me despierto gritando, pensando que estoy en la habitación en las manos de mi exmarido, y solo cuando veo a mis gemelas de pies al lado de la cama respiro tranquila.

“Dejadnos solos;” le oigo decir al señor Turner.

“Adiós tío Stephan;” se despiden las dos a la vez.

Miro a las niñas irse y luego miro al señor Turner sin saber que está ocurriendo.

“Has estado una semana en coma;” me dice provocando que intente levantarme de la cama, sin conseguirlo al estar atada. “Mandé que fuesen a buscar a las niñas y han estado en mi casa todo este tiempo.”

“No las he tocado, te aseguro que mi madre me habría cortado las pelotas solo con que lo hubiese pensado;” me dice.

No puedo evitar sonreír ante las palabras del señor Turner, en este mes he intentado imaginarme muchas cosas sobre su vida, pero nunca habría imaginado que viviese con su ...