Amor inesperado de una joven casada - Relatos Eróticos

Amor inesperado de una joven casada

Algunas personas tienen la cualidad innata de hacer sentir bien a los que le rodean. Son personas que tienen el don de conseguir arrancarte una sonrisa aunque tengas un día horrible.

Así era Carmen. Cuando me la encontraba conseguía que todos mis problemas pasaran a un segundo plano durante ese tiempo que me paraba a hablar con ella.

- Buenos días – su aterciopelada voz sonó a mi espalda – Que tal estás?

- Buenos días, Carmen - le respondí girándome – Hoy no tengo un buen día.

A veces nos encontrábamos en el supermercado y me encantaba ese momento en el que cada una íbamos llenando nuestras cestas con la compra diaria mientras charlábamos de nuestras cosas.

- Cada vez llevo peor los viajes de mi marido – le iba comentando mientras cogía un paquete de azúcar.

- Te entiendo – me miraba comprensivamente – Recuerdo cuando mi marido viajaba y era un infierno tenerlo lejos.

Carmen, estaba casada con Eduardo, y por otras conversaciones que habíamos tenido, sabia que antes de jubilarse, su marido también viajaba bastante.

- Nunca estamos conformes con lo que tenemos – siguió diciéndome – Ahora que lo tengo en casa todos los días, a veces extraño aquellas ausencias y me gustaría tener más tiempo para mi sola. Menos mal que ahora se metió en lo del equipo de fútbol y así me deja respirar un poco.

Por Javier, mi marido, sabía que Eduardo había sido elegido presidente del equipo de fútbol del barrio.

- Es verdad – le dije – Javier me dijo que es el ...

... presidente del equipo.

- Si. Menos mal – sonrió – Ahora a sus años le dio por el fútbol. Que mala soy! Quien me escuche creerá que estoy casada con un ogro. Menos mal que tu lo conoces y sabes que no es así.

- Claro que no – le sonreí – Es un hombre encantador.

Y la verdad es que lo era. Tanto ella como él siempre estaban pendientes de mi cuando estaba sola y varias veces había venido a casa a reparar pequeñas averías que dada mi torpeza yo no sabía como solucionar.

- Eres demasiado dependiente de tu marido – siguió diciendo - Que oye, es muy bonito verte tan enamorada de él pero, cuando no está, deberías salir más con tus amigas. Nunca es bueno que la felicidad de una dependa de otras personas. Aprovecha que eres joven.

- Ya sabes que soy muy de estar en casa. Me pongo una peli o serie y tan feliz.

- Pero estar tanto tiempo sola no es bueno – dijo mientras cogía número en la charcutería - Me esperas?

- Claro.

……

Delante del espejo me preguntaba qué ropa sería la más adecuada para acudir a la cena. Habían pasado tres días desde esa mañana en la que me había encontrado con Carmen en el supermercado y de vuelta para casa me había propuesto que cenara con ella y su marido ese sábado.

- Cenas con nosotros! – dijo de camino a casa tajantemente - Y no acepto un no por respuesta!

- Pero… - intentaba buscar una excusa para no molestarlos.

- Nada de peros, nosotros estaremos encantados de que vengas.

Al ser una cena en su casa, tampoco quería ir demasiado ...