1. Amor inesperado de una joven casada


    Fecha: 20/08/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: dulceymorboso, Fuente: TodoRelatos

    ... cuerpos y acarició mi pecho. Lo inesperado de esa caricia me hizo gemir.
    
    - Disfruta, corazón – me dijo.
    
    Al sentir su mano, sus dedos, acariciar mis inflamados pezones, perdí toda cordura y la razón se volvió en locura. Solo deseaba dejarme llevar en sus brazos. Aquel placer hasta ese momento desconocido por mí me hizo desear sentirme fundida en su cuerpo y le quité el camisón. Ahora era también mi mano la que buscó sus pechos y se los acaricié con deseo. Sus pezones estaban tiesos como los míos y me excitó tocárselos. Mi vagina, como lo había estado antes con su marido, estaba empapada y abrí las piernas buscando el contacto con su muslo. Carmen hizo lo mismo y sentí lo mojada que estaba en el mío.
    
    Gemimos de placer cuando comenzamos a movernos frotando nuestras vaginas contra la pierna de la otra. Nuestros pechos se restregaban entre ellos. Sus pezones acariciaban los míos y estos se hundían sobre sus maduros pechos.
    
    La besé en la boca quizás para acallar nuestros gemidos o quizás porque realmente deseaba besar a esa mujer. Y lo más desconcertante es que, cuando nos comenzamos a besar, sentí mi vagina, ...
    ... cual presa que se abren sus compuertas, y derramé mi placer sobre su muslo. En mi pierna sentí sus acuosos fluidos. Nos estábamos corriendo juntas, abrazadas, comiéndonos las bocas en un beso profundo, húmedo. Temblando de placer imprevisto.
    
    Permanecimos abrazadas un rato. En silencio, intentando buscar una explicación a lo que acabábamos de sentir.
    
    La luz de los faros de algún coche que pasaba por la calle iluminó durante unos breves segundos la habitación y vi su cara de sorpresa mirándome con los ojos brillantes. Supuse que la expresión de mi cara sería la misma.
    
    - Mónica… - me dijo con voz titubeante – Si no quieres no pasa nada, pero me gustaría que durmiéramos juntas.
    
    - No te importa estando tú marido en la otra habitación?
    
    - A él no le molestará – me acarició la cara – Quieres dormir conmigo?
    
    - Me encantaría – le respondí besando sus labios.
    
    Pude haberle respondido con un escueto si, pero lo que realmente sentía era que me encantaba la idea de poder dormirme en sus brazos. Nos quedamos dormidas abrazadas, desnudas, nuestros cuerpos pegados sintiendo aquella agradable sensación.
    
    ( Continuará) 
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