Amor inesperado de una joven casada - Relatos Eróticos

Amor inesperado de una joven casada

... confianza y sentí que volver a la cama con Eduardo estando ella allí me haría sentir mal.

- Carmen, si quiere vaya a su cama. Yo dormiré aquí o me iré para mi piso.

- De eso nada, de irte ahora para tu piso ni hablar, vale?

- Pues dormiré yo aquí.

- Mi marido estaba despierto? – me preguntó.

- No, estaba dormido. Salí al baño un momento y dormía.

- Lo has dejado grogui – pude ver que me sonreía.

- Que vergüenza! – le contesté.

- Nada de vergüenza – moviéndose apartó la sábana – Ven, métete en la cama conmigo que te va a coger el frío.

Si en el momento que Eduardo me vio desnuda había sentido mis mejillas ruborizarse, aquello no fue nada en comparación con lo que se apoderó de mi cuando me vi tumbada junto a Carmen. Las dos acostadas de lado, frente a frente y mirándonos a pesar de la poca luz que llegaba de la calle colándose por la persiana. No sabía que ropa tenía puesta ella pero sentía sus piernas desnudas rozando las mías.

- Se portó bien contigo? – me preguntó casi entre susurros.

- Si, me trató con mucho cariño – le respondí.

- Es un hombre maravilloso y no lo digo porque sea mi marido.

- Si, hacéis muy buena pareja. Tú también eres maravillosa, Carmen.

- Gracias, reina – sentía su aliento acariciar mi cara – Me alegra que pienses así.

Con dulzura se acercó a mi y me besó en la cara. Al acercarse, sentí el roce de la prenda que llevaba puesta en mis pechos y me imaginé que sería un camisón por la suavidad del tejido. Nos ...

... quedamos en silencio y podía sentir como sus pechos se rozaban contra mi cada vez que hinchaba sus pulmones en respiraciones profundas.

- Y tú cómo te sientes? – le pregunté deseando saber que pensaba de todo lo ocurrido.

- Me siento feliz de haberte podido ayudar.

- No te molesta saber que estuve con tu marido?

- No, cariño. Se que mi me ama sobre todas las cosas como también se que tú amas a Javier. Hay algo más bonito que ser generosa con quién amas y te ama por encima de todo?

- Pero yo no creo que fuera capaz de dejar que Javier estuviera con otra mujer por mucho que le ame.

- Yo no le dejaría estar con cualquiera, tú eres especial, Mónica – me decía mientras me acariciaba el pelo – Algunas veces Eduardo y yo hablamos de lo sola que tienes que sentirte.

- Tanto se notaba que estaba con tanta falta de cariño?

- Si, eso se notaba.

- Yo me sentía sola pero no sabía cuánto, hasta hoy, cuando Eduardo me abrazó en el sofá.

Nos quedamos un rato en silencio. Mirándonos. La confianza que me transmitía Carmen me hizo romper el silencio para preguntarle aquello que tanto me tenía intrigada.

- Carmen…- le dije.

- Dime.

- En serio que Eduardo solo estuvo contigo en toda su vida?

En conversaciones anteriores, me había contado que se habían hecho novios desde muy jóvenes y que nunca tuvieran otras parejas hasta ese momento.

- Si, solo conmigo y yo con él – me contestó – Por qué lo dices?

- No, nada – me daba vergüenza reconocerle lo mucho ...