Mami Culona está en casa (2/2) - Relatos Eróticos

Mami Culona está en casa (2/2)

... oportunidades.

Justo cuando estoy a punto de desconectarme por completo, un mensaje ilumina mi pantalla y me devuelve de golpe a la realidad.

Pequeño Hablador: Ábreme la puerta.

Mi corazón late tan fuerte que parece querer escapar de mi pecho. Me ajusto la bata sobre la cintura y me observo fugazmente en el espejo. Bien, no hay un exceso de rubor ni demasiado maquillaje en mi rostro, pero me veo hermosa. Mi cabello negro y corto luce decente, sedoso, listo para llamar su atención.

—¿Puedo entrar? —su voz me interrumpe mientras abro la puerta con cautela. El pijama azul, ridículamente adorable, se ajusta a su cuerpo, contrastando con la masculinidad que emana de su musculatura. Su aroma, una mezcla de colonia y detergente, es algo que sencillamente no puedo describir lo suficientemente bien. Tenerlo tan cerca comienza a nublar mi juicio y a dejarme a merced de mis emociones.

—S-sí, claro, pasa —susurro, sintiendo un nudo que se forma en mi garganta.

Jonathan atraviesa el umbral de mi puerta y siento que ha ganado un poco más de terreno en mi mundo. Cierro la puerta en silencio y con un gesto lo invito a tomar asiento en mi cama. Se ve incómodo, pero al notar que la silla del escritorio está cubierta por una pila de libros, no tiene más opción que sentarse en un rincón de la cama. Mientras tanto, yo doy pasos lentos hacia él y, con una mirada, prácticamente le pido permiso para unirme a su lado.

—¿Por qué me engañaste de esa manera? ¿Cómo pudiste ser tan ...

... cruel? —estalla su primer reclamo. Su tono parece tranquilo, pero es incapaz de sostenerme la mirada—. Siento que has estado jugando con mis sentimientos durante mucho tiempo.

—No te engañé, Jonathan. He sido Mami Culona desde hace mucho tiempo. Que tú te hayas topado conmigo y hayas decidido hablarme no es mi problema.

—No, eso no es cierto, Sofía —ladea su cabeza a un lado, mordiéndose su labio inferior—. Hemos hablado durante todas estas semanas y prácticamente conoces mi vida. Joder, hasta te hablé de ti misma… —se detiene un momento, pensativo—. Mierda, esto es demasiado surrealista.

—Bueno, entenderás… No pensé que se me fuera a salir de las manos, ¿vale? —le digo, buscando desesperadamente sus ojos miel. No me mira, lo que solo aumenta mi nerviosismo. Muevo mi trasero y me acerco lentamente a él—. Quería convertirme en tu amiga.

—Con fotos de mi polla y masturbándonos juntos cada vez que podíamos —dice, irónico—. Vaya amiga fuiste,tía.

Jonathan es consciente de que en este momento lo que menos deseo es que me vea como su tía. Acaba de llamarme de esa manera para herirme, pero no me quedaría sin responderle como se merece.

—Si no te hubiera confesado que soy ella probablemente estarías jalándotela ahora mismo —soy concisa, y así, logro obtener su mirada—. Que. Te. Den. Por. Culo. Hipócrita.

—¿Esto es lo que recibo por haberme enamorado deella?

—Coño, pero no es ella, soyyo —digo, mientras me pongo la mano sobre el corazón—. Aquí la tienes, aquíme ...