Una Buena Ocasión 6 - Relatos Eróticos

Una Buena Ocasión 6

... malcriada, apretando más con su mano, y pajéandome más rápido.

El blandengue cuerpo de Damián había cogido musculo, pero aún no los suficientes para darle su merecido a mi hermanita insolente, y no podía hacer nada, me pajeaba enfadada y me miraba igual.

-Si esperas que me corra así, ya puedes ir cambiando de mano, te va a llevar un rato.- le dije burlón.

La visión de la jovencita en mi pecho, desde mi posición era una preciosidad puro vicio, le veía los pechos bajo la camiseta, y como danzaban al pajearme con rabia. Y el olor, ese olor a coñito húmedo a un palmo de mi boca, era lo que más me estaba volviendo loco.

-Sigue, pero acércate, que desde ayer tengo muchas ganas de comértelo.- le ofrecí.

Pero la jovencita estaba enfadada, y era fuerte. No me dijo nada, solo siguió con su “paja castigadora”, poniéndome a mil, pero sabiendo que así no me iba a correr, y le dije:

-Te cansaras y me dejaras peor, o te pillara tu madre.- le vise burlándome y mordiéndole la pierna.

-¿Tu madre? ¿dirás mamá? ¿Ves cómo estas raro?. - y aumento la velocidad con su brazo empezando a cansarse, pero vigilando ahora a la puerta.

-¡Jajaja! es qué este olorcito que me llega…venga dámelo anda.- le pedí de nuevo.

-¡No! Hoy no hay para ti, estoy enfadada. Y que sepas que no tenía pensado que te corrieras.- y me la soltó, dio un salto al suelo y se fue mirándome con la misma cara de enfadada.

-Madre mía la niña esta, como me ha dejado ¡Buuff!.- dije mirando al techo, ...

... cachondo perdido.

En la cocina tenía miradas de todo tipo; de odio de Berta, de deseo de Lucia, y algo inquisitoria de Ana. Que me escrutaba sabiendo que algo había pasado con su hijo, y ese al que miraba, cada vez lo veía más extraño. Pero que sexo le daba, pensaba mordiéndose el labio al ver mi polla morcillona danzar bajo el pantalón al moverme.

-Buenos días a todas, menos a una.- dije cogiendo el café que me ofrecía Lucia, con ojos de gata en celo y una sonrisa.

-¡Que te den!.- soltó Berta sin pensarlo y sin mirarme, sentada en el taburete mirando su móvil.

-Chicos, nada de enfados entre hermanos, y nada de tacos Berta.- dijo Ana poniendo orden, en su habitual tono neutro.

Desayunemos sin más problemas, le sobe el culo a placer a Lucia una vez se fue Ana de nuestra vista, y al final se fueron todas dándome besos, menos Berta que no miro ni hacia atrás al salir. Aproveché y me encendí un cigarro con otro café cortito, y mi polla protestaba por quedarse sin el polvo mañanero con Berta.

Poco antes de llegar al insti, me asalto Sumía con una sonrisa, pero enfado en sus ojos, diciéndome:

-¿Qué pasa viejo? ¿pasas de mí? creía que te pongo mucho, y tengo más preguntas.- me dijo acercándose y agarrándome de la camiseta para besarme y luego morderme el labio con su sonrisa diabólica.

-¡Mmh! Ese te lo debo. Que yo sepa, eres la única que han visto en el insti conmigo de la mano.- le dije agarrándole de su culo y amasándolo con fuerza.

Lo recordó, y puso cara de ...