Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar - Relatos Eróticos

Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar

Después de una etapa de crisis en mi matrimonio con discusiones cada vez más frecuentes, en los que habían ido creciendo los gritos, sin interés por su parte en buscar soluciones, la situación estalló cuando descubrí que me había engañado en un viaje de trabajo que no fue tal.

Estaba decidida a separarme pero necesitaba un tiempo de reflexión. Cuando recibí la noticia de que había fallecido Benita no dudé ni por un momento en asistir a su funeral. Benita era la mujer que mis padres tenían a su servicio cuando éramos niños y que siguió con mi hermana Conchi cuando se casó y se quedó a vivir en el pueblo, uno de tantos pueblos pequeños y aislados de Galicia en la provincia de Orense.

Dejé una nota a mi marido diciendo que me marchaba sin especificar adonde y que a mi regreso ya decidiríamos las condiciones de la separación. Mi intención era asistir al funeral y dedicar el tiempo libre a caminar por el campo y sobre todo, a pensar.

Cuando llegó a la casa, me encontré con mi sobrino Antonio, el hijo menor de mi hermana Conchi, que era el farmacéutico del pueblo y de quién me sorprendió su aspecto, más alto de lo que lo recordaba, cabello largo muy arreglado, ligera barba y ojos penetrantes.

—¡Qué sorpresa Antonio! —saludé al llegar—. Casi no te reconocía.

—¡Tú si que estás estupenda tía! —dijo, dándome dos besos—. No me ha avisado mi madre de que vendrías.

—No lo sabe. Tomé la decisión de repente.

Llevábamos varios años sin coincidir. Tras ponerlo al día de ...

... mis hijos, sus primos, sobre todo el mayor, amigos desde niños y comentar él de su madre, que apenas venía ya por esta casa, le comuniqué mi intención de quedarme a dormir ahí.

Antonio llevaba un año viviendo en esa casa, a 5 min andando de su farmacia.

—Genial tía, esta es tu casa y nunca mejor dicho —Según la herencia pertenecía por igual a las dos hermanas.

Me instalé en el dormitorio que solía usar cuando era niña. Imaginaba que estaría sola pero no me importó compartir casa con mi sobrino, casi lo prefería, gracias a él estaba la casa en uso y cálida.

Tras un ratito de charla, me retiré a dormir, cansada por el viaje. Serían las tres de la madrugada, cuando un extraño ruido me despertó. Escuché atentamente y volvió a sonar el ruido, como si una ventana hubiese quedado abierta y el viento la abriera y cerrara a su antojo. Me mantuve un rato sin moverme, escuchando ese ruido que a veces paraba y después, volvía a sonar. No me atrevía a levantarme, estaba asustada, sin saber que podría ser aquel ruido. Hacía muchos años que no dormía en esa casa y había olvidado las noches de invierno abrazada a mi hermana.

Traté de pensar que probablemente no sería nada importante, quizás mi sobrino que había dejado alguna ventana abierta y el aire movía alguna puerta. Escondí la cabeza bajo la almohada y gracias a una pastilla de Lexatín que tomaba para evitar tomarme nada muy en serio y el cansancio que traía, cerré los ojos y me quedé dormida.

Al día siguiente, cuando ...