1. Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar


    Fecha: 15/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... pero que Antonio había modernizado. Regresó la manceba que se mostró cariñosa y comunicadora y me contó parte de su historia. Se llamaba Laura. Había estudiado auxiliar sanitario y era la chica más preparada que encontró mi sobrino que quería que fuera alguien del pueblo, por lo que le estaba muy agradecida.
    
    En unos minutos, apareció Antonio, con su bata blanca que apenas le llegaba a mitad de pierna de sus 1,90. Su padre aportó poco al matrimonio, pero sí dejó su herencia genética. Mi cuñado era el tío más alto y guapo de la comarca cuando se casó con mi hermana que era un partidazo.
    
    Me dijo que le esperara enfrente. Mientras salía lo vi despedirse de esa chica de una manera especialmente cariñosa. Ahora entendía como hablaba tan bien de él. Me sorprendía no recordar a su sobrino tan atractivo, parecía que había dado el cambio de niño a adulto. Laura también le parecía atractiva.
    
    —Ya veo porque esa chica habla tan bien de ti —sonreí picarona.
    
    —Nos llevamos bien, somos jóvenes, alguna vez salimos juntos de vinos. ¿Te parece mal tía?
    
    —¡Nooo! Simplemente me sorprendió. Me parece muy bien lo que hagas.
    
    Aunque yo no le miraba directamente sentía la mirada penetrante de mi sobrino.
    
    —¿Y tú? ¿Como os va?
    
    —Pues pensando en separarme. Pero no le cuentes nada a tu madre, me echaría un sermón.
    
    —No sabía nada. Por supuesto no contaré a mi madre nada —y se quedó callado antes de terminar—. Por mi parte, puedes hacer lo que quieras en casa, seré ciego.
    
    —No ...
    ... creo que llegues a ver nada que no puedas contar —sonreí forzada—. Salvo mi estado de pre depresión.
    
    —Tienes que salir de esa zona melancólica. Puedo darte fármacos muy eficientes. A mí a veces también me entra una depre de verme en el pueblo.
    
    —¿Y cómo lo manejas?
    
    —Los fines de semana me marcho a Santiago o a Coruña y allí soy anónimo y hago lo que quiero. Y entre semana, procuro echar un polvo.
    
    —¡Qué bestia! —Reímos casi a la par—. Los jóvenes solo pensáis en eso.
    
    —Al contrario. A mí no me preocupa. Lo uso como terapia.
    
    —Menudo farmacéutico estás hecho.
    
    —Como profesional, puedo decir que practicar el sexo con frecuencia es muy sano. Y si vas a estar sin el tío...
    
    —No creas que cuando estaba con él había mucho que contar —dejé entrever nuestra escasa vida sexual—. Anda, dejemos esta conversación —añadí nerviosa por el derrotero que tomaba—. Para mi el sexo es secundario. Echo de menos el cariño, la compañía, el apoyo ante los problemas... ¿Tú no?
    
    —Yo echaba de menos la comida casera pero Tomasina me deja comida hecha. Bueno y cambiando de tema. ¿Qué tal te encuentras en el pueblo?
    
    —Una sensación extraña pero satisfecha de ser como tú has dicho antes, un poco anónima todavía. Cuando me reconozcan, ya no podré salir de incógnito.
    
    —No estamos acostumbrados a personas de tu clase, tienes que entenderlo.
    
    —Gracias sobrino. Quería comentarte algo. Anoche, estuve oyendo ruidos por el final del pasillo y me dio cierto miedo.
    
    No fui capaz de advertir ...
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