1. Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar


    Fecha: 15/10/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... el cambio de su semblante. Reaccionó rápido y volvió a recuperar su sonrisa.
    
    —La casa está un poco vieja y algunas ventanas no cierran bien. Procuraré echarles un vistazo.
    
    Continué paseando por el pueblo, evocando lugares de mi niñez hasta la hora del funeral, al que asistimos muchas personas de mi familia: mi hermana, su marido y su hijo y también familia de Benita
    
    Su hija Marta estaba llorando pero realmente según me confesó después, en parte preocupada por su futuro. Me acerqué a darle mi apoyo, recordándole quién era.
    
    —Lo siento mucho, si puedo ayudarte en algo, no lo dudes.
    
    —Gracias, te lo agradezco. ¿Hasta cuándo te quedas?
    
    —Solo vine al funeral, me iré en un par de días.
    
    Al despedirnos, nos dimos un par de besos convencional, cruzamos nuestras caras y como si dudara en que mejilla besarnos, ocasionó que casi nos besáramos en la boca.
    
    —Perdona...
    
    —No, no tiene importancia.
    
    Salí del lugar y acompañé a mi hermana y su familia a nuestra casa. Ella vivía en Santiago y no solía venir por el pueblo. Fue la última que mantuvo a Benita hasta que demasiado mayor, se retiró al pueblo. La expresión de mi hermana era seria, sin llegar a llorar, aunque en ella no era inusual esa expresión.
    
    —Cuidado con Marta —me advirtió.
    
    —¿Por qué? Parece una buena chica.
    
    —Es lesbiana.
    
    —¿Y porque habría de tener cuidado? Es libre de sentir como ella considere. Y además, no tendrá más de 25 años, podría ser su madre.
    
    —Ya sabes cómo es el pueblo —se ...
    ... incorporó Antonio padre—. Marta es simplemente una chica moderna, capaz de sentir con hombres y mujeres. En los pueblos siempre hubo mucho lesbianismo para poder tener sexo ajeno sin levantar sospechas.
    
    —Y sin riesgo de quedarse embarazada —completó mi sobrino—. Los anticonceptivos son algo muy moderno.
    
    No lograba amoldarme a ese cotilleo que a mi hermana le gustaba tanto. Cuando se marcharon, Antonio sacó del frigorífico unos espaguetis integrales que había dejado casi hechos Tomasina, los calentó, y les añadió atún y un queso fuerte. Me sirvió unos pocos, no me gustaba la pasta por la noche.
    
    —Da gusto verte comer —dije al verle repetir.
    
    —¡Están buenisimos! Bueno, y ahora, cuéntame. ¿Qué te está pareciendo el pueblo?
    
    —Me parece estupendo... para los que viven aquí. Yo no podría.
    
    Se sentía tan a gusto que quiso prolongar el momento.
    
    —Me alegro de que estés aquí, es como sentirme en familia.
    
    —A mi también me agrada no estar sola en este caserón —respondí.
    
    — ¿Te apetece un vino? —me propuso.
    
    —Me parece una idea estupenda.
    
    Descorchó una botella de Rioja y sirvió dos copas. Nos fuimos al salón, frente a la chimenea que estaba prendida casi todo el día.
    
    —Es agradable tener con quién conversar frente al fuego, compartiendo una copa al final del día.
    
    —Para mí también lo es.
    
    —Mi madre apenas viene y ya ves que humor se gasta. ¿Sabes que eras mi tía favorita? Te tiene un poco de celos, eres la más joven y también la más atractiva. Me tuve que pelear ...
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