Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar - Relatos Eróticos

Sola con mi sobrino, en la vieja casa familiar

... varias veces por defender «tu honra».

—Entonces estoy en deuda contigo —sonreí.

Jamás percibí ningún interés de él ni de nadie. En aquella época vivía pendiente solo de marido e hijos.

—Ya encontraré la forma de cobrármela... —dejó sin terminar la frase—. ¿Qué harás mañana?

—No tengo nada previsto. Responder a unos correos de trabajo y seguir recorriendo el pueblo.

—Si quieres, me escapo pronto de la farmacia y te invito a cenar en Santiago.

—¿Cuanto se tarda?

—Media hora, conozco donde están los radares.

Pensé que había hecho bien en quedarme. Era maravilloso vivir con esa paz, donde las noches invitan a reunirse junto al fuego y a la conversación.

Cuando recibió un mensaje, se excusó para salir a esa hora, debía llevarle un medicamento a un paciente.

Desvelada por el vino, no conseguía conciliar el sueño. Echaba de menos dormir abrazada. Pensé en lo bien que me sentí conversando frente al fuego, compartiendo un vino. Antonio podía asumir su vida sin renunciar a disfrutar de una señora como Laura. No me molestó oírle decir que me encontraba buena, a su edad era lo normal. ¿Más o menos buena que Laura? En la mujer siempre existía un punto de competencia.

De repente volví a escuchar el ruido y además parecía más cercano, incluso me pareció oírlo más cerca, lo que aún me asustó más. Saqué fuerzas de flaqueza y me levanté. Al destaparme, un extraño frío pareció recorrer todo mi cuerpo. Encendí la luz, me puse una bata de lana que llevaba años ...

... en ese dormitorio, cogí una vela que había sobre la mesita de noche, salí al pasillo y me dispuse a recorrer la casa en dirección a donde provenía el ruido. Mientras caminaba por el pasillo, apretaba la lámpara con fuerza.

Caminé despacio avanzando paso a paso, con aquel ruido repetitivo que se metía en mis oídos, haciendo que un terrible escalofrío recorriera todo mi cuerpo. Al final del pasillo me pareció ver una sombra de luz salir de la habitación de Antonio. El corazón a mil por hora, parecía querer salirse de mi pecho. Estaba paralizada por el miedo y no podía avanzar. El ruido me parecía cada vez más intenso, más seguido y más fuerte e iba acompañado de jadeos como si alguien estuviera sufriendo.

Fui al dormitorio de mi sobrino y entre abrí la puerta. Allí estaba él, desnudo, encima de Tomasina, follándosela sin remisión, golpeando el cabecero de la cama contra la pared, el ruido que me alertó, entre aullidos de esa zorra y jadeos de él tratando de alimentar su apetito sexual.

Me quedé absorta no podía retirar la mirada de esa escena. En un cambio de situación, mi sobrino se sentó en la cama apoyado en el cabecero y ella se subió encima de él, cara contra cara. Tomó su polla que me pareció hermosa y se la insertó a la primera, comenzando un baile armonioso encima de su polla coreado por los gemidos que emitía y el sonido de la respiración de Tomasina que se dejaba llevar.

La excitación me llevó a acariciarme el pecho, y sin querer, se me cayó la lámpara. La ...