Mi madrina cuarentona (1) (corregido)
Fecha: 15/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: littlepancake, Fuente: TodoRelatos
... lágrimas que salían de sus hermosos ojos.
Después de un buen rato, se calmó poco a poco, y con su cabeza recargada en mi hombro me preguntó:
- ¿Qué vamos a hacer hijo?
- Tenemos que irnos madrina, ese tipo es de los que no se quedan así nada más.
Y levantando su hermoso rostro, me miró directamente a los ojos:
- Pero, ¿adónde vamos a ir?
- Voy a hablar con el coordinador de tour, y por lo pronto nos vamos a otro hotel, y mañana a primera hora a Milán. y tomando su bello rostro entre mis manos le aseguré:
- No se preocupe, con la ayuda de DIOS saldremos con bien de ésta…
Y, como para reafirmar lo dicho, deposité un suave y tierno beso en sus jugosos labios, que, según supe después, era su primer beso, después de casi 30 años que la habían besado, cuándo muriera su papá y tuvo que hacerse cargo de su madre. y aunque se sorprendió, no me dijo nada.
Esa misma noche nos cambiamos de hotel y al día siguiente, muy temprano, partimos hacia Italia, buscando librarnos de un problema mayor, lo cual hemos conseguido hasta hoy. El tour con el que viajábamos llegó al día siguiente, continuando nuestro viaje con ellos sin contratiempos, hasta llegar al Vaticano, donde comenzó a desarrollarse la consumación de mis proyectos.
El día de nuestra llegada, todos los que íbamos en el tour, le pedimos al coordinador que nos llevase directamente a la plaza de San Pedro, donde al llegar encontramos una enorme multitud de gente, que quería estar lo más cerca del balcón ...
... principal de la Casa Papal; yo también, pero con la secreta intención de estar lo más pegado posible al sensual cuerpo de mi madrina, lo cuál conseguí sin ninguna dificultad, pues la misma multitud me permitió lograr mis propósitos.
Teniendo todo el tiempo a julita sujeta por los hombros, y a ratos abrazándola por la cintura, le pegaba mi paquete a sus aún duras y deliciosas nalgas, aprovechando los apretujones que la misma multitud nos daba, restregaba mi endurecida verga en sus mullidos glúteos, disfrutando plenamente los involuntarios movimientos de mi querida madrina, quien, sin darse cuenta, me estaba proporcionando el más delicioso placer que hasta ese momento había disfrutado durante todo el viaje.
Cuando Su Santidad apareció en su balcón, fue la apoteosis de toda aquella fervorosa multitud; todos, incluida mi madrina, saltaban de gusto, al ver a su venerado líder saludarlos desde allá arriba; yo por mi parte, aproveché para arreciar los movimientos de mis caderas y mi endurecida verga sobre sus formidables y deliciosas nalgas, moviéndome de atrás hacia adelante con verdadero frenesí y gozando en gran medida del sensual momento, durando este poco más de 20 minutos, en los que pude alcanzar un tremendo orgasmo derramando una oleada de ardiente leche seminal, que hizo que mojara mis calzoncillos y que dejase una visible mancha en mis pantalones. Un minuto o dos después, Su Santidad se despidió de la multitud, adentrándose en sus aposentos, y la gente poco a poco ...