Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora - Relatos Eróticos

Una Nueva Puta en el Catálogo... es Profesora

... debería estar en una banca cerca de la puerta. Preocúpate de que nadie te vea ingresar y sigue las instrucciones al pie de la letra.

Daniela: Mm...-Se había doblado un dedo cuando su mano golpeó el primer peldaño que conducía al altar de esa iglesia, provocándole un ligero quejido que, nuevamente, por esa enorme bola de goma parecía un gemido.

Durante todo el trayecto hasta ver esa iglesia pensó que su cliente sería el cura, pero ya no estaba tan segura. O sea, durante toda su vida de casada e incluso cuando vivía con su madre en Valparaíso, ella había ido casi todos los domingos a misa; ahí comprendió que un cura por sí solo no llevaba una iglesia. En sus días de casada la iglesia que acostumbraba no era majestuosa o histórica como en la que estaba en ese momento, pero si eran grandes, elegantes y con mucho dinero, donde había jardineros dedicados, guardias, monaguillos, incluso estudiantes que se preparaban para su primera comunión o confirmación. Era todo un mundo. Y ver los terrenos aledaños de esa iglesia le hacía pensar que ese lugar funcionaría de manera similar. Desde el momento en que su alumno, Julián, la había descubierto siendo una puta, esta se había convertido en una puta bastante sumisa... pero en todos esos momento ella podía ver. Ahora se sentía, por primera vez, en franca e irremontable desventaja.

Daniela: ¡Mmm!-Algo sintió y su cuerpo se estremeció por completo. Un genuino miedo la invidió.

“¿Cuántos son? ¿uno?” se preguntaba Daniela. Por más ...

... que intentaba concentrarse no podía saberlo con exactitud.

Hombre: Ábrete más de piernas... eso... así... que obediente... eso, así...-Era una voz suave que no provocó ninguna otra reacción. Le hizo ilusión la idea que fuese solo uno.

Una brisa helada matutina sureña sintió sobre su majestuoso culo y era obvio que ese sujeto le había levantado el metalizado vestido de color rosa. Ahora, para ser justos, ya con tenerla en cuatro patas a los pies de ese sagrado altar hacía que la mitad de su enorme culo quedara a la vista, más con ese tremendo dildo amarrado a una cola de zorra. Escuchó la tapa de una botella que se abría e intentó, por la costumbre, mirar hacia atrás y, a pesar de que le hubiese sido imposible ver, se encontró con una gentil y suave mano que le hizo recular en la idea de girarse, por lo que solo atinó a tener su frente bien alzada en dirección a donde debía estar el altar. La profesora seguía al borde de un ataque de nervios y su respiración se agitaba cada vez más.

Daniela: ¡Mmm!-El líquido estaba frío y rápidamente recorrió toda la raja de su enorme culo. Por un momento se temió lo peor- ¡Mmm!

Una especie de shock eléctrico sintió cuando le removieron ese tremendo dildo de goma transparente de su vagina y con horror se percató de que ya lo estaba extrañando en su interior. A pesar de que no podían ver, sus ojos los cerró con fuerza al creer que pronto lo volvería a tener ensartado dentro de ella, pero eso no ocurrió... y luego abrió sus ojos en ...