1. Mi madre y yo, de vacaciones en la nieve


    Fecha: 13/11/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... vino blanco, comencé a bromear con sacar el corcho y meter. Mi madre, lejos de molestarse, continuó las bromas en ese plan.
    
    —Espero que no la tengas de corcho.
    
    —Y yo espero que después de tanto tiempo, no estés tan cerrada como esta botella —respondí mientras el camarero la abría con dificultad.
    
    —No te creas...—dijo sin dejar de reír—. No te he enseñado mis juguetitos.
    
    Casi me atraganté al escucharla. La vida íntima de nuestros padres siempre ha sido una caja negra...
    
    —¿Me los enseñarás luego?
    
    Sonrió por respuesta. Sería excitante ver a mi madre jugando con un consolador. A lo mejor si no me dejaba penetrarla con mi polla podría conducir con mi mano una de esas pollas de silicona y verla correrse.
    
    El color rosáceo que el vino iba pigmentando en su cara le aportaba una sensualidad brutal. Mi cabeza no se resignaba y comenzó a visualizarla en una cama jugando con su consolador y corriéndose.
    
    —¿Donde te has ido? Tu expresión es de excitación y no creo que sea el vino —preguntó sacándome de mi desconexión.
    
    —Inconscientemente, me acordaba de anoche, de la forma en la que nos dormimos.
    
    —Fue muy bonito... —Su mente también pareció volar—. Solo necesito más tiempo.
    
    —Tienes razón, soy muy impulsivo, seguiré las pautas de un señor de tu edad.
    
    —No cariño, precisamente una de las cosas que más me gusta de ti es tu espontaneidad, tu juventud. Soy yo la que tengo que cambiar.
    
    Ya había traspasado el punto de compostura formal correspondiente a su ...
    ... papel de madre. Controlé mis ganas de decirle al oído «me muero por follarte»….
    
    Insistí ante su reticencia en invitarla.
    
    —He aprendido pocas cosas de papá pero una de ellas es ser un caballero. Y además —bajé la voz como si le confesara un secreto—, uso una tarjeta de crédito que me dio él para mis gastos en Londres.
    
    Cuando abrí la puerta del coche, me dirigió una de sus maravillosas sonrisas. No aguanté más. Me acerqué a ella y adelanté mis labios. Ella abrió tímidamente los suyos. Mordí sus labios. Sentí la presión de su pecho, se animó con su lengua, comprobando lo bien que sabían sus besos. Acerqué mis manos a sus tetas, pasando por la zona de los pezones, que ya estaban duros de la excitación y se marcaban a través de su ajustado jersey.
    
    —Uff como me tienes mami —le dije a la vez que acerqué su mano a mi entre pierna para que notara mi erección.
    
    —¡Para! Estamos en la calle — Aún sabiendo que allí era anónima. reaccionó de inmediato, dejándome cortado y empalmado.
    
    —Pues vámonos a la habitación, lejos de cualquier mirada.
    
    Nuestra forma de mirarnos y de hablarnos había cambiado. Aflojé mi presión durante el trayecto en coche, pensé que sería mejor dejar que se relajara un poco antes de proceder al asalto final. Los dos sabíamos que lo iba a intentar y los dos sabíamos que desconocíamos cual sería su reacción en el momento clave.
    
    El calor de la chimenea que había dejado con troncos encendidos, nos recibió con calidez. Ayudé a descalzarla de sus botas. ...
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