1. Mi madre y yo, de vacaciones en la nieve


    Fecha: 13/11/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... Mientras ella preparaba unas bebidas, apagué las luces para dejar un ambiente iluminado por el fuego de la chimenea. Me acercó mi copa y sonreímos, una risa de nerviosismo.
    
    —No me mires así, estoy muy nerviosa.
    
    Al verla temblar, insegura, la besé cariñoso, manoseando su pecho con suavidad, mientras nos besábamos. Estaba descubriendo la parte humana de mi madre, una parte nueva que me reafirmó de que no solo era una maravillosa madre sino que era una mujer espectacular.
    
    —Te deseo —le dije abrazándola.
    
    —Si te dijera que no me apetece, te mentiría. Pero…. —susurró mi madre.
    
    —Olvida prejuicios. Piensa solo en ti, en nosotros.
    
    —¿Crees que no lo hago? Pero no puedo quitarme de la cabeza que estoy dejándome seducir por mi hijo.
    
    —Aquí no necesitas esconderte de nadie.
    
    Debía ir despacio. Estaba a punto pero aún tenía que romper su barrera maternal. Descalza, como si hubiera bajado de su pedestal, se mostraba mucho más a mi merced. La invité a tendernos sobre la alfombra frente a la chimenea. Nos quitamos los jerseys innecesarios con el calor del fuego. Comencé a pasar mi boca por su cuello. Se apretó a mí, gemía de placer.
    
    —Eres maravillosa, has nacido para ser amada...
    
    Se apretaba más a mí, gimiendo. Sus besos ya no eran infantiles, mordía mis labios con furia. Mis manos se deslizaban por debajo de su camiseta.
    
    —Me has puesto a mil.
    
    Me levanté a por una manta de las que el hotel facilitaba. Se la tendí mientras me desnudaba de camiseta y ...
    ... pantalones. Ella dudó pero entendió que en ese momento no tenía sentido ocultar su deseo. La vi de nuevo en ropa interior aunque a través de mis sucios ojos la estaba desnudando del todo. Le quité su sujetador, besándole el pecho mientras lo retiraba.
    
    Nos abrazamos para sentir el calor de nuestros cuerpos.
    
    —Como si nos hubiéramos perdido en la nieve —dijo.
    
    —¿Como —le pregunté sin entender su comentario.
    
    —Me contaste que era la forma de entrar en calor de los que se pierden.
    
    —¡Ah! Así es. Pero en mi caso no puedo entrar más en calor, me tienes muy caliente.
    
    Ella entendió el significado cuando sintió mi mano exploradora bajar por su cintura, abriendo las piernas para que pudiera adentrarme en los confines de su braguita.
    
    —Una mujer como tú se merece lo mejor... —exclamé excitado a la vez que adelanté dos dedos dentro de su coñito provocándole un grito.
    
    Sin dejar de besarnos, ella, excitadísima, deslizó su mano hacia mi entre pierna. y bajó ligeramente mi boxer buscando el contacto de mi polla.
    
    Me habría encantado poder filmar el momento en el que mi madre y yo nos pajeábamos sin dejar de besarnos. Deslicé con cuidado su braguita a lo largo de sus piernas para facilitar que pudiera abrirse más. Ella seguía mis pasos y deslizó mi boxer que lancé al aire. Cambié mi posición para poder besarle sus pechos. Su respiración retumbaba en mis oídos.
    
    No podía aguantar más. Cogí su mano para que no me soltara mi polla mientras despacio me subía sobre ella. La ayudé a ...
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