Asiática, madura, casada y... que me mintió
Fecha: 20/11/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: CARTUZ, Fuente: TodoRelatos
... su culito, pero es más lo que imagino que lo que se ve. Su piel denota que los rayos del sol no la han tocado. Es cuando Hiroaki azota con el “abanico” la espalda de su mujer. Que no expresa dolor ni nada parecido. Me mira el marido y me dice que es lo que necesita, pero no logra que su mujer sonría. Que entiendo que no era sonreír que sería ser feliz. No lo había dicho, pero estábamos sobre algo parecido a un tatami.
Hiroaki como si fuera un ritual, me entrega el “abanico” y lo hace sosteniéndolo con las dos manos. Lo cojo y he entendido que sea yo quien azote a su mujer. Tanteo el “abanico” y comprendo que eso lo más que le puede hacer es cosquillas. Es cuando tomo el dominio de la situación. Tomo dos decisiones inmediatas, la primera le ordeno a Hiroaki que se desnude, expresa algo en su idioma, entiendo qué disgusto, le digo que nada más puede hablar en español y rechaza obedecerme, es cuando hago amago con marcharme y me dice que no me vaya, se desnuda con desgana y aparenta mucha vergüenza. Desnudo deja mucho que desear, regordete y con una polla pequeña y si digo pequeña es que era bastante pequeña, salvo que cuando tuviera una erección creciera mucho más. Pero es que hasta los testículos eran un poco más grandes que dos canicas. Siempre me gusta poder deciros con qué se puede comparar o asemejar, si queréis ver un duplicado de la polla solo tenéis que pasaros por la Galería de la Academia de Florencia y miráis con detenimiento al David de Miguel Ángel...
Lo ...
... siguiente que ordeno es que ella se eche hacia delante y que se apoye en sus antebrazos, al hacerlo su culito queda completamente a mi vista, un culito más pequeño de lo que parecía, delicado, indefenso, compacto, parecido a un melón galia o cantaloup, no por su piel si no por su forma y de nalgas perfectas. Me acerco un poco más a ella y le doy con todas mis ganas, ni se inmuta, entonces lo que hago es darme en mi pierna y ni la picadura de un mosquito, me doy en la palma de la mano y ni ruido. Me suelto el cinturón y me lo saco, Hiroaki me mira sorprendido y con cierto susto. Le hago una señal para que se quede callado y no diga nada.
Doblo el cinturón, lo sostengo bien y sin que ella se lo espere le doy un par de correazos seguidos. Lo hago con una doble intención, para ver si es un capricho de su marido para su placer personal o en verdad a ella le gusta ese tiempo de experiencia. Saliendo de la duda inmediatamente, porque él tiene una erección justo después de oír cómo se sorprendía su mujer y como llego a gemir, diciendo alguna palabra que solo entendió su marido y que le hizo llenarse de satisfacción. Porque su polla me lo transmitió, porque tuvo una erección máxima, aunque no alcanzara más allá de los 11 centímetros. Da igual la nacionalidad o el nacimiento, un cornudo es un cornudo y se le nota, este además debía de ser un cornudo poliédrico, que no son fáciles de encontrar, pero sí de convertir.
Al tener la piel tan clarita, se le marcaban bien los correazos, pero ...