Asiática, madura, casada y... que me mintió
Fecha: 20/11/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: CARTUZ, Fuente: TodoRelatos
... sé que hay algo más, lo veo en sus miradas y ninguno se decide a dar el paso hasta que les pregunto. Hiroaki hace un movimiento brusco con su cabeza, un movimiento de resignación y se va a donde hay una gran bandeja de metal con asas. Esta tapada por un paño de color blanco, la coge se acerca a mí y me la presenta, quito el paño y son cuerdas de fibras naturales, principalmente de seda. Ellos no lo saben, pero nada más verlo sé que es lo que desean.
Misako con voz muy dulce... “Yo te explico ahora, las...” no dejo que termine porque la mando callar... “Ni tu ni tu marido me explicáis nada, os calláis y obedecéis” y acto seguido primero até a el marido, luego lo hice con ella. Mientras lo hacía con su mujer Hiroaki me decía... “No me imaginaba que supieras el arte del shibari” le di con un látigo de flagelos y se quedó callado. A Misako lo tuve más claro y fui un paso más allá de lo que había hecho con su marido, con ella cambié de técnica y me fui hacia el kinbaku. Una vez la tenía sometida del todo a Misako y su marido viéndola, pase a iniciar mi “castigo” y ella respondía satisfactoriamente, pero ese látigo no era lo que ella quería, en la estancia en la que estábamos había un baúl que parecía muy antiguo, Hiroaki me pide de por favor que lo abra y al abrirlo no es que me sorprenda, pero si me llama la atención.
Dentro hay de todo para el “castigo” y se ve que todo es artesanal. Lo más llamativo son un juego de cañas (por llamarlo de alguna manera) que parecen ser de ...
... bambú. Son de distintos grosores, voy probándolas y lo hago dándome en mi pierna, con cada una se siente de distinta manera, pero lo que sí está claro que duelen mucho más que cualquier látigo, correa. Fusta o vara que haya visto. Misako me ha estado viendo como probaba las cañas y su gesto denotaba ansiedad y placer, lo que me indicaba que quería que las probara en ella. No perdí más el tiempo y las usé todas con ella, mujer dura donde las haya, aguantaba estoicamente y si algo me decía que estaba pasándolo bien, era la cara de placer que mostraba, porque no podía disimularla.
Una vez que me canse, me acerque a ella, mi intención era follarla con cierta rudeza, pero en cuanto penetre su coñito, me fue imposible porque estaba tan mojada que entró mi polla muy bien, aun así, mis embestidas eran brutales y ahora si se le escapaban gemidos que no podía contener. Hiroaki hablaba en japones y lo que soltaba por su boca, parecían exabruptos, le pregunto a ella y me contesta que para que lo entienda me la está llamando algo como puta. Ella por orden mía le trata como un cornudo, se mete con su hombría y con la polla tan pequeña que tiene, exactamente no le dice polla, porque usa el término gusano (polla) eso a él le produce soltar más cosas.
Misako deja de pronto de hablar y es que se empieza a correr, una vez que termina su marido dice que le soltemos, que ya hemos terminado, le pregunto a ella y me contesta “Solo hare lo que tú me ordenes, eres el AMO (Usó otro término que ...