Las cuñadas - Relatos Eróticos

Las cuñadas

... separó de mí, adoptó una posición fetal y se dejó ir en un prolongado orgasmo.

Ahora es mi turno.

Mariela se puso en cuatro delante de mí. Yo me sujeté a sus caderas y fui entrando en ella muy lentamente. El placer que me producían las paredes de su coño solo era comparable al que me había producido su boca. Mi ritmo era lento y yo disfrutaba cada milímetro de penetración. Azoté su culo y aceleré un poco, volví a azotar y aceleré otro poco. Ella entendió

Dame fuerte cabrón, dame más fuerte, más fuerte, más….

Adquirí un ritmo endiablado que pronto me llevó a correrme. Marta nos miraba desde el suelo extasiada. Mientras, Mariela se corría sobre mi polla derramando sus jugos sobre la hierba y yo, empujé a Mariela al lado de su cuñada y poniéndome de pie, me corrí sobre ellas. Estas, tras la corrida, se besaron en un largo y tierno beso, mientras saboreaban mi esencia.

Tras esta sesión de fuegos artificiales, nos fuimos a dormir los tres juntos.