De toreros y cornadas
Fecha: 02/12/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Alfasuperior, Fuente: CuentoRelatos
–Qué puto asco, tía.
Ainhoa contemplaba la pantalla de su televisión mesmerizada, sin hacer caso a los comentarios de su novia. Sin embargo, tenía razón. La periodista no podía sino recordarse a sí misma que solo estaba viendo esa corrida para documentarse sobre su siguiente entrevista.
–Ainhoa, mi amor, ¿no puedes decirle que se la encarguen a otro? Es que esta barbaridad no debería ir ni siquiera en la sección de Cultura. Tú te metiste... pues para escribir sobre pelis de Almodóvar, o sobre novelas de María Dueñas. No sobre esta brutalidad.
Ainhoa sonrió y acarició las rastas de su novia Anisia. La besó en la frente, sintiendo sus temblores. Por Dios, qué llorica era a veces... aunque, para ser sincera, eso era lo que le había hecho enamorarse de ella en la Facultad.
–Sabes que no puedo hacer eso, Anisia. De las dos, soy la única que tiene un curro fijo, y...
–No me lo tienes que recordar, ¿eh?
Acarició de nuevo a su pareja, dándole ánimos, después de todos los currículums infructuosos y las oportunidades desperdiciadas por su propia pereza.
–Lo sé, solo te quiero decir que no puedo permitir que me echen. Si tengo que hacerle una entrevista a un matador de toros, se la hago.
–Claro, y a Hitler también...
–Oye, pues si me dan la oportunidad, después llevo a Núremberg al muy cabrón, pero seguro que tendría algo interesante que decir.
Su novia le dio un golpe en el hombro, claramente contrariada con esa salida de tono.
–Joder, para que te ...
... burles de mí de esta forma, me salía más a cuenta seguir con un tío...
Ainhoa soltó una carcajada y consoló a su celosa novia mientras miraba de reojo la pantalla. Aquel espectáculo bárbaro, por suerte, llegaba ya a su fin. La bestia había caído, su conquistador se golpeaba el pecho con un furor guerrero que ni siquiera otros de su profesión sabían imitar.
La cámara enfocaba al Carajillo, el torero que había llevado a cabo la faena. Su mandíbula cuadrada todavía se mantenía tensa, esos ojos verdes y fríos parecían mantener la tensión. Un moreno vitalista cubría toda su piel, desde su tez cincuentona hasta esas manos callosas que sostenían un estoque manchado de sangre. Después de su explosión de euforia triunfadora, dedicó a la cámara una única sonrisa chula pero respetuosa, casi indiferente, como si le importara poco su vida. Teniendo en cuenta su modo de ganarse el pan, no le extrañaría.
–Oye, pero por lo menos pon a este desgraciado en aprietos, ¿no? Creo que no le han preguntado nunca por los antitaurinos. Puedes tirar por ahí. Hacerle sudar, manteniéndote neutral.
–Ay, cómo se nota que tú sacabas más nota que yo en la Facultad...
–Ya, y aun así eres tú la que está trabajando de periodista. No es justo, tía.
Le acarició el cabello, consolándola.
–Venga, guapa, no te pongas así. Ya encontrarás algo... y, si no, bueno... nos seguimos teniendo la una a la otra... y puedo demostrarte mi amor siempre que quieras...
La reportera mordió la mejilla de su novia, ...