1. De toreros y cornadas


    Fecha: 02/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Alfasuperior, Fuente: CuentoRelatos

    ... destructor.
    
    Por supuesto, la pregunta tenía que salir.
    
    –La tauromaquia está en crisis. Se está prohibiendo en algunas comunidades y países, el público decrece, hay polémica... ¿es el fin?
    
    El Carajillo chasqueó la lengua, movió sus pupilas hacia arriba con tanta fuerza como sus estocadas. Sin duda, estaría harto de la preguntita de marras.
    
    –Bueno, esto es como los propios toros, ¿no? A veces, las pobres bestias se rinden cuando les clavan muchas banderillas, y casi no tiene mérito acabar con ellas de la sangre que han perdido. Pero, a veces, un toro bravo se revuelve contra la muerte. Es su momento de gloria en el que sus cuernos son como dos guillotinas y en el que te puede llevar por encima casi sin proponérselo. Con nosotros, igual: cuanto más nos ataquen, más reivindicaremos nuestra forma de vida. Y yo cada vez veo a más jóvenes en las plazas, seguramente por la tabarra que sus padres les habrán estado dando con lo malos que son los toros. La juventud es rebelde y el toreo es vanguardia de nuevo, aunque a algunos no les guste.
    
    Quiso vomitar con la respuesta, pero se limitó a pensar en su contraataque.
    
    –Ha hablado de los pobres animales. ¿Usted siente lástima por los toros?
    
    Pareció casi ofendido por la pregunta, aunque esa ofensa se saldó solo con una sonrisa fiera.
    
    –¿Yo? Claro que sí. Yo respeto mucho al toro y, por eso, nunca lo hago sufrir innecesariamente.
    
    –Un animalista diría que, aun así, lo mata...
    
    El Carajillo enarcó una ceja, ...
    ... disfrutando de su incomodidad.
    
    –Ya, igual que un animal mata a otros animales o un herbívoro se come las plantas. Y no solo por sobrevivir: los animales se matan para competir por las hembras, para defender a sus crías... y, sí, por diversión. El toreo, amiga mía, es una ritualización de todos los instintos que es mejor dejar a un lado para vivir entre nosotros. Igual que el boxeo o las artes marciales, permite que la gente desahogue su lado sádico sin peligro para terceros. Aunque a algunos les parezca cruel, es necesario.
    
    Estaba en completo desacuerdo con eso, pero asintió como una tonta. Ver a alguien defender algo con tanta pasión era indeciblemente atractivo.
    
    “Venga, Ainhoa, no pierdas las bragas. Es un puto asesino”.
    
    Pero un puto asesino al que apuntaba con sus rodillas con la actitud sumisa de una colegiala.
    
    Cuando la entrevista terminó, el bravo sacó una botella de vino.
    
    –Ha sido una charla muy fructífera. Por favor, tome al menos una copa de esta botella. Es un licor muy bueno, y usted se lo merece.
    
    Ainhoa aceptó con gusto: después de haber estado recortando gastos durante meses por culpa de la vaga de Anisia, estaba bien darse un lujo como ese. El primer trago hizo que se le encendieran las mejillas.
    
    Hablaron de sus respectivas carreras, y descubrió en ese matador a un ser galante, sensible a su manera como un pintor. Los cuadros de su estudio, obras de carácter figurativo frente a las birrias abstractas de los que solo compraban pinturas para ...
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