1. La suegra acaba entregando su culito al yerno


    Fecha: 12/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... tomar el control.
    
    —¡Para! Necesito darme una ducha para sentir mi coñito limpio. Ve desnudándote —Al dirigirse a su dormitorio le detuve—. En mi habitación, respeta al menos la cama de tu mujer.
    
    Me gustaba esa sensación de ser yo la que marcara el ritmo. Me lavé bien mi coñito y mi ano, no podía estropear la noche por problemas de higiene. Salí adornada con una bata de seda, con la melena peinada con mis dedos, para dar a mi imagen un toque asalvajado
    
    Semidesnudo sobre la cama, su sonrisa demostraba que su mente le estaba traicionando. Comencé a mover mi cuerpo sensualmente, regalándole muecas provocadoras. Meneaba la cabeza a un lado y al otro desplazando mi melena anárquicamente.
    
    Dejé deslizar la bata por mis hombros, despacio, sin dejar de mover mi cintura, mostrando poco a poco mi cuerpo embutido en el sexy body negro que Carmina me había regalado.
    
    —¿Te gusta?
    
    —Guau, estás increíble.
    
    —Te prometí un regalo.
    
    —¡Me encanta!
    
    —Estás viendo solo el envoltorio.
    
    Me guiñó un ojo indicando que adelante. Comencé a moverme ladeando las caderas, silueteando mi cuerpo entre las penumbras de la luz que entraba por las rendijas de la persiana. Subí una pierna a la silla y desabroché un cierre del tirante que unía la media al body. Deslicé la media despacio por mi pierna hasta que una vez en mi mano, la arrojé contra él.
    
    Reía de la situación pero su polla erecta me daba vida. Dancé un poco sobre el fondo del dormitorio, buscando de nuevo la silla donde ...
    ... elevé la otra pierna repitiendo la escena. Desabroché el cierre del liguero, deslicé la media despacio, la pasé por mi nariz y en un gesto de indiferencia, se la volví a arrojar. Él repitió mi gesto y las olió. Iban impregnadas de mi perfume de Hermes. Tomé el cinturón del que habían colgado las pinzas que sujetaban las medias. Me acerqué a él y amagué con azotarlo, antes de arrojarlo al suelo dándole la espalda. De nuevo en el pie de la cama, bajé despacio cada uno de los tirantes de mi sujetador que lo sostenía el cuerpo del body. Bajé la cremallera de uno de los laterales y seguidamente la otra, moviendo en el aire esa pieza sin dejar de mirarle. Notaba como la fuerza iba creciendo en mí. Sin el respaldo del body, se abrió una parte del sujetador mostrando un pecho. Con suma lentitud me deshice del sujetador y se lo lancé a él, como si fuera un torero brindándole un toro. Me acerqué ofreciéndole mis pechos a la altura de su boca que sediento quiso probar. Me deslicé hacia atrás unos centímetros, justo para provocar que él tuviera que adelantarse. Repetí ese movimiento otra vez y cuando vi sus ojos de ira, yo misma restregué mi pecho contra él.
    
    —¿Te gustan?
    
    —Me estás volviendo loca suegra.
    
    —Te conformas con poco...
    
    —¡Poco! Estás increíble, no te había visto nunca así.
    
    —Nunca me habías sacado a cenar. Te lo mereces...
    
    —Quiero follarte ya —dijo apretándome y bajándome el tanga sin miramientos.
    
    —Follarás cuando yo te lo diga —le dije tomando su polla que ...
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