Suegra borracha
Fecha: 28/12/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos
... quién es la tía que tienes esperando?
—No. Sé que se llama Sandra y que tiene un polvazo. Nada más.
—¡Es mi suegra, colega!
—¡Ostia, qué fuerte! ¡No jodas!
—No jodas, o sí. Si puedo… Es que mi suegra vive en tú calle, lo que no sabía es que vivía en tú finca y cuando me has dicho el nombre, lo he pensado por un momento. Pero, vamos, en la vida me lo hubiera creído, tío. Además, tú no sabes cómo es la muy cabrona. Sería, formal, una perfecta ama de casa. Si hasta creía que eran del Opus cuando empecé a salir con mi mujer.
—¡Pues mírala tú, a la seria y formal! Y tendrías que haber visto el espectáculo que ha montado antes.
—¿Y te la tienes que llevar a casa?
—Bueno, ese es el encargo que me han hecho… Y que pienso cumplir. Claro que, si la cosa se tercia, pienso hacer una breve escala en mi piso. Vamos que a poco que pueda me la follo. Me parece a mí que la tía va pidiendo guerra.
—¡Vaya sorpresa, joder! A mí también me ha puesto cachondo la muy puerca, con ese culo en pompa y la boquita soltando babilla por la comisura. Casi saco la polla y se la restriego por la jeta… ¡Je, je, je…! Me he acercado un pelín para olerle el culazo y me ha puesto como un verraco la muy zorra… ¡Me cago en todo!
—Pues nada, chico, ya te contaré como me va, je, je, je… —respondió Jorge entre risas.
—Espera, espera, que estoy pensando… El jefe me debe unas horas todavía de nochevieja del año pasado, que me tuve que quedar doblando turno. Voy a hablar con él a ver si me ...
... deja largarme antes, a fin de cuentas esto ya empieza a estar de capa caída —Martín señaló la sala ya medio vacía.
—Bueno, si te deja. Por mi va bien. Creo que tendremos Sandra para todos. Además, si ve una cara de la familia seguro que se pone contenta la guarrilla…
—Una cosa más, Martín.
—Dime.
—Me pido reventarle el ojete. Me hace ilusión, je, je, je… Además, me mola esto de ponerle los cuernos al gilipollas de Ricardo.
—¿Tu suegro?
—El mismo. Un gilipollas, ya te digo.
Al mismo tiempo, en el reservado de al lado, Sandra seguía en los brazos de Morfeo, soñando con los angelitos y recuperando parte de las energías que había ido gastando aquella noche con sus bailes sin sentido y demás idas de olla.
2. El coche
Cuando Sandra vio que junto a su vecino, del que no se fiaba demasiado, estaba también su yerno, se sintió mucho más cómoda y protegida. A pesar de la borrachera y el tonteo constante que llevaba toda la noche, la mujer no había perdido del todo sus inhibiciones y tenía ramalazos de responsabilidad que la cortaban un poco.
La pobre incauta, anduvo flanqueada por sus dosprotectores, medio tambaleándose por la cogorza camino del coche, tropezando varias veces con los zapatos de tacón y sin darse demasiada cuenta de los descarados magreos que los dos tipos le propinaban, aprovechando su tambaleante deambular.
—Tenga cuidado, suegra, a ver si se va a caer y tenemos un disgusto —le decía Jorge mientras aprovechaba para palmear y sujetarle el ...