1. Suegra borracha


    Fecha: 28/12/2024, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... plantearle al pobre Ricardo las visitas de su yerno. No le preocupaba demasiado la autoestima de su esposo, bastante por los suelos a esas alturas debido a las folladas con el vecino (nada discretas a esas alturas, ya berreaban como puercos y con esas paredes de papel de los pisos de ahora…), pero incluso a ella, tan desinhibida últimamente, le parecía excesivo encerrarse en la habitación a follar con Jorge con su esposo en el salón. Aunque, si tenía que hacerlo, lo haría. Lo único que tenía claro es que sin volver a sentir la gruesa tranca de Jorge en sus entrañas no se iba a quedar.
    
    La solución llegó en forma de somnífero, como no podía ser menos. Su amiga Eugenia, responsable en cierto sentido de toda la situación, era una adicta a los fármacos desde siempre y a Sandra se le ocurrió ir a lloriquearle en plan «ay, hija, es que últimamente no puedo ni dormir de los nervios, después del despendole de aquel sábado, y tal, y tal…». A la buena de su amiga, siempre dispuesta a ayudar, le faltó el tiempo para endosarle un cargamento de pastillas para dormir medio caducadas. «Esto haría dormir a un elefante, así que ve con cuidado, eh». «Claro, claro», respondió Sandra que, para asegurar, le dio una dosis doble al cornudo en el café el primer día que llegó Jorge a casa.
    
    Al entrar y verlo sobando en el salón, con la tele puesta y la babilla saliendo por la comisura de la boca, Jorge no pudo por menos que saludarlo con dos palmaditas en la cara y un «¡Hola cornudo!» que ...
    ... se encontró sin respuesta certificando el estado catatónico del pobre pichafloja.
    
    De modo que los amantes pudieron hacer el precalentamiento en el sofá con el pobre cabroncete durmiendo frente a ellos. Una imagen morbosa y retorcida, con la jamona de lado en el sofá comiendo el rabo de Jorge y éste con una copa del whisky caro de su suegro, con los ojos entrecerrados y dirigiendo con la mano libre la cabeza juguetona de su puta suegra.
    
    Más tarde, tras haber saboreado la primera corrida de su yerno de aquel día, la jamona soportaba estoicamente la enculada de Jorge. Previamente, en un extraño alarde de romanticismo, le había pedido:
    
    —Jorge, ¿por qué no lo hacemos normal?
    
    —Normal, ¿cómo? —preguntó él, haciéndose el tonto.
    
    —Normal, normal… —respondió ella señalándose su apetecible coñito, perfectamente depilado siguiendo las instrucciones de Martín, su otro amante—. Por aquí, digo.
    
    —Venga, Sandra, no seas absurda. Para follar coños ya tengo a tú hija, que es sosa con ganas en la cama, que ha salido a su padre la pobrecilla. A las putas cómo tú las quiero para otras cosas —mientras hablaba la iba colocando con el culo en pompa—. ¿O es que acaso no te gusta? ¿Quieres que lo dejemos correr?
    
    Con el capullo ya dentro del ojete, Sandra, acostumbrada como estaba a ser enculada mientras se pajeaba, agachó la cabeza, mordió la almohada para soportar mejor la embestida y respondió entre dientes:
    
    —¡Ni de coña, cabronazo! ¡Dale fuerte!
    
    Y eso hizo Jorge.
    
    FIN 
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