Mi odiosa hermanastra II (17)
Fecha: 08/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos
... Sos igual a tu papá.
Hubo un silencio que pareció rasgar la oscuridad como una navaja. Si Aurora había actuado bien su enojo, Samara parecía estar realmente indignada.
—Además sos un mentiroso —dijo Abril, con la máscara de la diosa Kali aún cubriéndola—. A mí me dijiste que era especial. Que te hubiera gustado ser mi novio. Y aún así te cogiste a mis hermanas.
Toda broma tenía parte de verdad, y yo comprendí que Abril había estado realmente dolida. Podía decirle que ella había estado involucrada en todas mis aventuras sexuales, pero ella conocía mi historia con Amalia. Mejor no tentar mi suerte, decidí. Así que opté por simplemente decir la verdad.
—Eso no era mentira. Fue lo que realmente sentía —expliqué—. Lo que realmente siento —me apuré a agregar.
—¿Y qué te pensás, que nosotras dos somos juguetes sexuales con los que te podés desahogar mientras enamorás a esta boba? —dijo Samara.
—¡Ey! —se quejó Abril.
—Bueno, no nos peleemos entre nosotras. Más bien démosle su merecido a nuestro querido hermanito —dijo Aurora, con una malicia que, aunque fuera de broma, daba miedo.
Entonces apagaron las velas y todo se puso negro.
Sentí cómo se acercaban al sofá en donde yo estaba sentado. Samara, de alguna manera quedó trepada en el respaldo, y me rodeó el cuello con los brazos. No me estaba ahorcando, pero sí inmovilizando. Supe que era ella porque era la única que podía ejercer tanta fuerza. Las otras dos me agarraron cada una de un brazo, también ...
... inmovilizándome. Solo tenía las piernas libres, pero las tres estaban fuera de mi alcance. Lo único que podría hacer era patalear en el aire. Forcejeé, pero, aunque era más fuerte que ellas, cada una de las chicas ejercía toda la fuerza de su cuerpo en una sola parte del mío. Las desgraciadas lo tenían bien planeado. Hasta parecía que habían ensayado.
—¿Qué quieren? ¿Que pida perdón? —dije, siguiéndoles el juego, aunque empezaban a dolerme los músculos ahí en donde me estaban inmovilizando—. ¡Perdón! No quería jugar con ustedes. Es que las tres son hermosas. ¿Qué hombre no se cogería a las tres de tener la oportunidad?
Al decir esto se me vino a la mente papá. Probablemente a ellas también, porque ejercieron más presión, con bronca.
—¡Ay, me duele! —exclamé.
—¡Ay, me duele! —me imitó Abril. Por lo visto había dejado la máscara a un lado, porque ya la escuchaba bien, y sentía su aliento fresco muy cerquita—. ¿Sabés lo que hacemos con los pervertidos como vos? ¿Te lo imaginás?
—Chicas, en serio, me están lastimando —dije. Me costaba pronunciar las palabras.
—Jodete, por meterte en una casa de locas —dijo Samara.
—Locas y caníbales —dijo Aurora—. ¿Te pensás que sos el primero que juega con nosotras? Todos terminan como relleno de empanadas.
Samara soltó una carcajada. Pero fue una risa malvada, que no me alivió para nada.
—Eso. Nos comemos a los pendejos como vos —dijo.
Entonces sentí el primer mordisco, y comprendí que no estaban bromeando. Abril había ...