El equipo de baloncesto 7 (final) - Relatos Eróticos

El equipo de baloncesto 7 (final)

... convencido de mi mentira.

-Nos hemos dado cuenta de que lo estás pasando mal últimamente, tío, no te ríes en los entrenos, no vienes a muchos planes, ahora te sales de la fiesta…ya sabes que cualquier cosa me puedes decir y reviento a quien sea- explicó Gael, mirándome a los ojos para que viera que estaba siendo sincero.

-Gr..gracias, todavía no estoy listo para hablar de ello, pero agradezco que estés aquí- respondí con una sonrisa.

Él me abrazó más fuerte y yo, cansado de tanto llorar, apoyé mi cabeza en su hombro, dejando caer mi peso sobre él y cerrando los ojos. Estuvimos así en silencio un rato, pero al cabo de unos minutos, vi como él se revolvía, algo incómodo. Me separé de él pensando en que era yo el que estaba generando esa molestia cuando vi que tenía una tienda de campaña en el pantalón tremenda, que estaba tratando de colocar disimuladamente y de ahí el movimiento que hacía.

-P..perdona, yo sé que no es el momento, pero el roce, el alcohol, mi novia que me dejó hace un mes y no follo desde entonces…lo siento tío, me voy ahora mismo- se excusó Gael mientras se levantaba y terminaba de colocarse su miembro para que no llamara la atención.

Pensé que llamaría la atención estuviera como estuviera porque una polla de ese tamaño como el que se adivinaba por debajo del pantalón era complicada de disimular.

Tiré de su hombro para evitar que se levantara y me acerqué a su oído.

-Lo entiendo, no te preocupes, sé que no hay un tío más sincero que tú ...

... en este país…pero tú me has hecho un enorme favor viniendo aquí a consolarme, déjame que te lo compense- susurré sensualmente mientras deslizaba mi mano lentamente hacia arriba por su pierna.

Le vi un poco confuso así que le respondí que era un favor por otro y ya está, que no habría nada más. Más relajado, dejó que mi mano continuara su lento ascenso hasta rozar su polla, que dio un salto al notar el leve contacto.

Sin más intención que hacerle desahogarse, comencé a calentarle manoseando su polla por encima del pantalón, pero rápidamente tiré de ellos hacia abajo, dejando al descubierto una polla, que fácilmente llegaba a los 20 cm y con una ligera curvatura hacia abajo. Tenía un grosor considerable y estaba circuncidada, lo que me generó curiosidad, ya que no había probado ninguna así.

Empecé a pajearle con vehemencia mientras con la otra mano acariciaba sus testículos recién depilados. Abriendo inconscientemente las piernas, Gael perdió cualquier tipo de reparo que tuviera y con un suspiro grave, cerró los ojos y se entregó al placer que recorría todo su cuerpo.

Subiendo el ritmo poco a poco, noté como Gael decía la verdad respecto a llevar un tiempo sin masturbarse, ya que vi que estaba cerca de correrse al cabo de unos pocos segundos. Bajando de nuevo el ritmo para alargar el momento, sentí como Gael me agarraba la otra mano y me la colocaba en sus testículos, dando a entender lo mucho que le había excitado el masaje anterior.

Tras unos minutos de alto ...