Ana, la buena esposa (22)
Fecha: 17/01/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Adanedhel, Fuente: TodoRelatos
... incrédula.
La miré mientras le enseñaba una estudiada sonrisa: liviana y divertida.
—Pues tal vez si… depende del modelito que hoy usemos —dije con picardía—. Y depende de cómo de bien bailemos en la pista.
La becaria me miró largamente y de pronto se le escapó una risa.
—Pues vamos por ese modelito.
—Vamos.
3
Por suerte, tenía muy claro lo que quería usar esa noche. Fuimos a un par de tiendas y pedí unos minivestidos y faldas. También un top bustier que había visto con anterioridad. Todo el tiempo me mostré muy cariñosa con Julieta. Ella estaba encantada con mis atenciones, por mis mimos, por las caricias secretas, por los besos que le robaba en el probador. Sin duda, ya la tenía mansita. Las dos estábamos más relajadas. Éramos cómplices en aquel día loco. Hechas las compras, partimos a la peluquería y al salón de maquillaje.
Aproveché aquel rato en la peluquería, mientras me masajeaban el cuero cabelludo, para hablar con Tomás. Mi marido estaba más hablador que nunca y tuve que saber actuar para no mostrarme ansiosa. No quería hacerme descubrir. Le mentí diciéndole que aún estaba en la oficina. Le dije que trabajaría un buen rato más, pero que me iría a dormir temprano porque estaba muy cansada. Que dormiría hasta tarde.
—Pensaba llamarte en la noche —aseguró Tomás.
—Pues si quieres hablamos cuando llegué a casa —dije—. Pero estoy cansada ya. Quiero comer y dormir. Estoy muerta.
Tomás Matías se quedó en silencio.
—Me gustaría ...
... escucharte un poco más. Pero si estás cansada…
—Tal vez si puedo te llamo más tarde. Pero preferiría llegar directo a dormir —me excusé.
—Ok, amor —dijo mi esposo—. Hablamos mañana.
—Gracias por ser tan comprensivo. Te amo.
—Te amo —respondió.
Me despedí de mi esposo con una punzada. Julieta y yo nos miramos, una mezcla de culpa y complicidad. La becaria tenía también que hablar con su novio y calmarlo. Básicamente, Julieta le había dicho a su chico que se juntaría con una amiga. Incluso le envió una foto de las dos, la muy descarada.
—Jaime es algo infantil… y también un poco celoso —dijo Julieta de su novio, sorbiendo de su copa de vino.
—Pues si quieres le damos una buena lección un día —dije, medio en broma medio en serio.
—No creo que sea necesario.
—Pues muy bien. Lo que tú digas.
Nos fuimos a maquillar a un centro de estética. Antes, en la espera, comimos algo y nos bebimos una copa de vino. Todo aquel rato Julieta y yo no dejábamos de hablar. Tampoco parábamos de coquetear cuando estábamos solas. Al terminar la tarde, estábamos relajadas, bien maquilladas y recién salidas de la peluquería. Nuestra tarde avanzaba y sentía que todo marchaba sobre ruedas.
4
Dirigí nuestra aventura calmadamente hasta el Imperial Karlson Sheraton, un enorme y moderno hotel enclavado en una de las zonas más exclusivas de la ciudad. El barrio que rodeaba al hotel era una maravilla, con un pequeño parque, calles bien iluminadas y un puñado de cafés, restaurantes y ...