Ana, la buena esposa (22)
Fecha: 17/01/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Adanedhel, Fuente: TodoRelatos
... tiendas. Todos ellos con lujosas apariencias. Era perfecto para pasear y pasar un día agradable. Sin embargo, todo estaba planeado para no tener que salir del hotel. El Imperial tenía cinco restaurantes, tiendas, dos discotecas, tres spas y piscinas para relajarse. Eso sin contar las lujosas habitaciones.
Llegamos y conduje a Julieta hasta la recepción. Íbamos cargadas con bolsas de compras y nuestra presencia llamó la atención. Podía notar las miradas de los presentes. Sin duda, destacábamos. En un largo mesón una mujer joven y pulcra nos atendió.
—Hola. Tenemos una habitación a mi nombre —anuncié a la mujer—. Mi nombre es Ana Bauman.
Mientras la mujer buscaba la reserva, la mano de Julieta aferró la mía.
—¿Una habitación? —preguntó la becaria.
Le sonreí.
—Necesitamos un lugar para dejar nuestras compras, y también para cambiarnos.
—Pensaba que las dejaríamos en tu auto o iríamos a dejarlas a tu casa.
—Dejarlas en mi auto ni hablar, es como darle una invitación a que te roben. Y mi casa queda en la periferia de la ciudad —dije—. No quiero perder tiempo en traslados innecesarios. Además, este lugar es genial, ya lo verás.
Julieta asintió mientras observaba todo el lujo de la amplia antesala del hotel. La mujer me pidió mi identificación y luego nos indicó cual era nuestro cuarto.
—Señora Ana —dijo la dependiente—, dejaron esto para usted.
Era un sombre grande y bien cerrado. Lo recibí, suponiendo de qué se trataba. Era lo que había ...
... encargado. En verdad había sido Jorge y no yo quien había arrendado la habitación en el Imperial, y quien había enviado ese sobre. Esa noche estaba ya todo pagado. Le pedí a la mujer que se encargara de mi BMW y le entregué las llaves. Quería conducir a Julieta directamente a la habitación. Quería que estuviéramos listas para la cena, quería prepararnos para esa noche.
5
Entramos. Nos detuvimos apenas entrar. La habitación era amplia, lujosa. Cada cosa cuidada al mínimo detalle. Mientras Julieta se entretenía con los regalitos de la gente del hotel, caminé hasta una ventana grande y observé el parque, los autos en la avenida. No se colaba ningún ruido al interior.
—Hay chocolates y frutos secos. También champaña y una botella pequeña… creo que es vino blanco —dijo la pelirroja becaria.
Asentí, sonriente. Puse atención a los alrededores, tratando de poner a prueba la privacidad del lugar. No escuche nada. Seguramente era un cuarto perfectamente aislado. Había un buen zaguán con una mesa, un gran espejo y un armario. Después había un gran salón con sillones, un larguísimo sofá frente a un gran televisor y mesillas laterales con ramos de flores, todo muy bien iluminado. A un lado, había un umbral que daba a una gran habitación con una enorme cama. Esa habitación tenía un baño y un closet.
Miré la hora. Era más tarde de lo que había calculado.
—¿Quieres darte una ducha? —pregunté a Julieta.
—La verdad es que afuera hacía calor, me gustaría —respondió.
—Ven.
Le ...