Ana, la buena esposa (22)
Fecha: 17/01/2025,
Categorías:
Grandes Series,
Autor: Adanedhel, Fuente: TodoRelatos
... lengua en su clítoris. Entonces, apuré lo que hacía. Adelante y atrás, adentro y afuera. Así.
—Ana, me calientas mucho.
Continué al oír sus palabras. Era una repetición incansable. Una acción que provocaba placer en ella, pero también en mí. Un círculo virtuoso.
—Ana…
—¿Sí?
—Ana, esto me gusta —dijo.
—¿Te gusta esto…? —le pregunté mientras hundía mis labios contra su clítoris.
—Si… me gusta un montón… ah… ah… ah… si…
Mientras continuaba masturbándola con los largos dedos mi mano, me incorporé para besarla. Ella aprovechó para acariciarme un seno, para apretar y besar mis carnes.
—Me gustas mucho — confesó Julieta—. Me vuelves loca… me vuelve loca tu cuerpo, tu rostro, esos labios.
Ella acarició mis labios con el pulgar de una mano. Sonreí con satisfacción. Le masturbé con más fuerza, con cierta dureza. Me sentía dispuesta a ir más rápido, a meter un tercer dedo, pero justo en ese momento escuché que a Julieta se le escapaba un largo gemido.
—Aaaaaaaaaaaaaaaahhhh. Aaaaaaaaaaaaaaahhhh.
Se corrió. Noté algo de fluido brotar entre mis dedos, desde el interior de su entrepierna. Entonces, Julieta se agitó. Su cuerpo parecía haber reaccionado con retardo al orgasmo.
—Aaaaahhhhhh…. —volvió a gemir.
Me incorporé y besé de vuelta su abdomen, su tronco, su cuello y finalmente su boca. Ella me esperaba con ansia. Nos volvimos a besar, profundamente.
Julieta abrió los ojos y nos miramos. Entonces, yo le mostré mis dedos, aquellos que habían ...
... estado bien metidos en su coño. Los lamí. De nuevo aquel saborcillo picante e intenso. Le mostré como probaba sus fluidos, como me gustaba lo que había ahí. Ella me observó. El agua caía sobre nuestros cuerpos y yo le mostraba lo guarra que podía ser.
—Que rico —afirmé.
Julieta abrió los ojos verdes y sonrió algo avergonzada. Luego, hizo una pausa… algo quería decir.
—¿Qué cosa? —pregunté, dándole pie para que dijera lo que quería decir.
—Es tu turno ¿no? Ahora, es mi turno de hacerlo…
Miró fugazmente hacia mi entrepierna. Estaba nerviosa. Le sonreí. Asentí a sus palabras.
—Es que yo nunca… con una mujer… yo no lo he… —decía Julieta muy nerviosa, algo complicada.
Pero en ese momento escuché el sonido de mi teléfono. Alguien llamaba. Entonces, pensé en la hora. En Jorge, mi jefe.
—Debo contestar —me excusé.
Salí de la ducha, aún mojada y también enojada con quien hubiera interrumpido mi turno de sentir placer. El piso fue salpicado de agua, pero no me importó. Me molestaba que aquel llamado me privara de mi momento de placer e intimidad con Julieta. Tomé el teléfono y contesté.
—¿Qué pasa? —mi voz sonó ronca y seca. Sin asomo de amabilidad.
—Ana, ya casi salgo para el hotel —escuché decir a una voz. Era Jorge—. Nos vemos en menos de una hora.
Miré el reloj. Se nos había pasado el tiempo volando. Mierda.
—Estaremos listas.
—Julieta está contigo.
—Si.
—¿Ella está dispuesta?
—Lo estará, confía en mí —respondí cortante.
—Muy ...