El confidente de todos (5)- la visita al pueblo - Relatos Eróticos

El confidente de todos (5)- la visita al pueblo

... esas hermosas vistas"

Mamá:"andaaa tontorrón “si podría ser tu madre"

Guillermo:" gracias a Dios que no lo eres porque sería una pena no poder disfrutar de una mujer así"

Todos rieron la gracia a Guillermo, hasta mi madre le sonreía de manera divertida.

Guillermo envalentonado siguió con sus piropos, el cabron tenía mucha labia, y a mi madre parecía gustarle ser el centro de atención.

La tensión del momento se palpaba, mi madre estaba como atolondrada, relajada y risueña.

Situación que aprovecho Guillermo para ir acercándose, hasta que estuvo frente a ella.

Vi como posaba su mano tímidamente sobre uno de los muslos de mi madre, y lo acariciaba mientras la miraba fijamente.

Esta de forma divertida observaba la maniobra de Guillermo, se hizo el silencio, sus amigos observaban también lo que estaba ocurriendo entre ellos.

Pero entonces mi madre le dio una calada al porro que tenía y mirando a Guillermo le soltó todo el humo en la cara, mientras una sonrisa traviesa aparecía en el rostro de mi madre, que reía a gusto y se zafaba de esa mano de forma diestra.

Guillermo después de la sorpresa inicial y de toser un par de veces, volvió al ataque, no pensaba rendirse tan fácil.

Guillermo:" debo reconocer que eres muy hábil, si señora!, solo en eso se notan los años, has salido torera, pero dime ¿a quién quieres engañar...?"

Mi madre lo miro directamente, ya no sonreía, parecía sorprenderse de esa pregunta.

Mamá: “no pretendo engañar a nadie, ...

... ¿porque lo dices?"

No sé si era eso lo que pretendía Guillermo, pero ahora tenía toda la atención de mi madre.

Guillermo se tomó su tiempo, ambos parecían retarse con la mirada, se sentía la tensión entre ellos.

Guillermo volvió al ataque, en silencio, pero sin apartar la mirada se volvió a acercar hasta mi madre, está inmóvil tampoco retiraba su mirada.

Parecía una pelea, y el primero que retirase la mirada perdería la partida.

Guillermo cuando ya estuvo a escasos centímetros, le dijo algo en un susurro casi inaudible desde donde me encontraba.

Guillermo:"vengaaaa Lourdes no te hagas la tonta, si estás aquí ahora no es por casualidad, eres una mujer hermosa y te gusta jugar, y si realmente te sueltas un poco podemos hacerte disfrutar, sabes que somos jóvenes guapos y con aguante, si te relajas un poco te haríamos ver las estrellas"

Mamá:"¿y que te hace pensar eso? que quiero jugar contigo..."

Nuevamente un silencio invadió el lugar, seguían retándose con la mirada, hasta que Guillermo decidió romper ese incomodo silencio.

Guillermo: “venga Lourdes no te hagas la dura tu cuerpo te delata"

Y mientras decía esto y sin dejar de mirarla fijamente a los ojos con su mano derecha señalaba hacia un punto más abajo, como queriendo enseñar a mi madre lo que le quería decir.

Mi madre extrañada miro hacia abajo, donde le estaba indicando Guillermo con ese dedo acusador, y no era otro lugar que sus pechos, más bien sus pezones, estos estaban duros como ...