Una Buena Ocasión 1 - Relatos Eróticos

Una Buena Ocasión 1

... con sujetador.

-Supongo que serán los cambios de las …- y él le acabo la frase, riendo los dos.

Damián miraba sus pechos botar al reír, y con la otra mano le agarro uno, lo sobo con su gran mano, y le pregunto:

-¿Estos no llevan relleno no? Son los que más me gustan, no engañan.- y después de apretárselo un par de veces más, Berta le pego una palmadita en la mano riendo, y le dijo:

-¡Oye! ¡jajaja! menuda excusa ¡jajaja!.- pero no se iba de su pierna, y Damián notaba el calorcito de su coñito en su pierna desnuda, al ir en bermudas.

-Lo digo de verdad joder, algunas se ponen de los otros con algo de relleno, o bastante, que no sabes cómo son sus tetas de verdad, no aprecias a estos.- y le cogió su pezón, apretándolo suavemente y retorciéndolo, con Berta notando un calambre de placer en el pecho.

-¡Para ya! Me voy a ir eh ¡jajaja!. - le amenazó dándole otro manotazo, pero sin moverse de su pierna, alucinando del tema de conversación experto de su hermanito.

Berta olía su polla, notaba su calor a pocos centímetros y sus magreos la estaban volviendo muy dócil, y Damián, no sabía como, pero lo sabía.

-¿Y ese noviete que parece marica? Hace días que no viene a buscarte. - le preguntó, volviendo a bajar su mano por su pantalón y sus braguitas, buscando su culo.

-¡Jajaja! que no es marica ¿de dónde sacas eso? Hablas raro últimamente.- le dijo algo cachonda, recordando como el marica le pedía que le metiera cosas por el culo mientras follaban, y sorprendida ...

... del comentario acertado de su hermanito.

-Cariño, ese tío me miraba el paquete, en vez de mirar tu culo cuando buscabas algo en la nevera, solo te digo eso ¡jajaja!. - le contestó, empezando a amasar el cachete de su culo y a gozar de su dureza, haciéndola reír y fijándose otra vez en sus pechos.

-Hermanita, ¿me dejas verlas? Me tienes intrigado, porque seguro que son preciosas.- le dijo pasando la mano por su escote y tirando de la camiseta hacia abajo para asomarse.

-¡Ala! ¡jajaja! ¡no, loco! Estate quieto ¡jajaja! -le dijo notando como la otra mano le escarbaba entre sus cachetes, llegando a su ojete y deteniéndose.

Pero no se podía mover, no sabía que le pasaba a su hermanito, pero ese no era él, y la estaba poniendo muy, muy cachonda. Nunca le había puesto así ningún tío.

-Venga joder, si estamos solos, déjame verlas que no te cuesta nada.- le insistió, volviendo a tirar de la camiseta, que ya dejaba un buen escote a la vista.

Berta notaba como le empujaba un dedo en su culo, lo retiraba y hacia círculos para volver a escarbar con lentitud. Y cuando le fue a decir que no, este le dijo:

-Yo te la enseño si quieres, así comparas con la del marica, o la de otros, pillina.- le ofreció mostrándole el empalme que tenía y empujando su dedo en su culo, que entro la primera falange, parando y moviéndolo lentamente.

Berta, algo en shock, gozaba y se calentaba por momentos sin poder decir palabra por la situación en la que estaba, con su querido hermanito y ...