1. El nuevo maestro del pueblo (7)


    Fecha: 28/01/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Alfonso, Fuente: TodoRelatos

    ... reforzado.
    
    Busqué con rapidez una respuesta adecuada.
    
    - Será un placer para mí compartir contigo esos momentos.
    
    Me desabrochó el cinturón y después el botón del pantalón. Bajo la cremallera y metió la mano accediendo al bulto, todavía morcilloso, que intentaba recoger la tela del ridículo tanga de leopardo.
    
    - Me llamó esta mañana Genoveva para decirme que había contratado un nuevo maestro, joven y apuesto, y que le gustaban las mujeres sin importarle la edad. – hizo un corto silencio mientras me manoseaba la polla que comenzaba a coger consistencia – Y que además tenía… un buen rabo. – añadió.
    
    Ante esa descripción tan larga y contundente no se me ocurrió nada, aunque algo tenía que decir.
    
    - Quizás hablaba de mí.
    
    - Jajaja, eres muy gracioso. Hasta ahora la descripción que me había dado Genoveva es correcta, tan solo me faltaba comprobar una cosa, y lo acabo de hacer, aunque parece que necesitas más estímulos que mi cuerpo tan solo cubierto con la ropa interior.
    
    Sin dejar de manosearme la polla comenzó a besarme con sus gruesos labios por el cuello y el pecho a la vez que me restregaba las tetas. Aunque era mayor, y no muy sexy, no dejaba de ser una mujer, y con ese sobo mi polla acabó cogiendo consistencia.
    
    El pantalón, ya totalmente desabrochado, comenzó a resbalar hasta caer al suelo. Al ver el tanga de leopardo totalmente abultado sonrió.
    
    - Esto ha sido idea de Genoveva! – exclamé de inmediato intentando justificar esa prenda que me daba tanta ...
    ... vergüenza.
    
    - Sabe las cosas que me gustan. Anda, quítate toda la ropa menos eso, quiero admirar tu cuerpo.
    
    Se separó un par de metros y dejó que me quitara la ropa. Al quedarme totalmente desnudo, tan solo con el tanga, mi vergüenza aumentó, pero Patricia me pidió que me diese una vuelta para verme por todos lados.
    
    Me dijo la impresión que se relamió los labios mirándome, aunque no lo puedo asegurar. Se acercó de nuevo a mi para acariciarme, besarme y restregarse como una perra en celo. Con los tacones era casi de mi altura, y con sus labios muy cerca de los míos me susurró.
    
    - Vamos a dejarnos de tonterías. He hecho un montón de kilómetros para disfrutar de unos buenos polvos y de un buen rabo. Espero que des la talla y me salga el semen hasta por las orejas.
    
    Su voz desprendía un deseo desaforado, pero a la vez el tono era autoritario. Me había dejado sin palabras, con la boca abierta y cara de pasmado. Apenas me dio tiempo a reaccionar pues se sentó en el sillón tirando de mi cuerpo y comenzó a manosearme la polla y los huevos a través de la fina tela que recogía el enorme bulto que se había formado bajo el tanga, era como si disfrutara de esa imagen antes de sacar la polla. Finalmente la sacó y sus ojos se abrieron como platos. Un brillo chispeante se desprendía de sus pupilas mirando la masa de carne dura que se erguía como si se quisiera desprender de mi regazo.
    
    Sacó la lengua y lamio todo el capullo llenándolo de cálida saliva. Abrió su amplia boca de ...
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