Proyecto Imperium: Un Hermano Controlador
Fecha: 30/01/2025,
Categorías:
No Consentido
Autor: Atlas, Fuente: TodoRelatos
... recepción. Pronto estuvo hablando con la chica de recepción. Alejandra le miraba con expresión sorprendida. En poco tiempo Alfonso colgó el teléfono.
— Has tenido suerte, el fisioterapeuta estaba en el gimnasio, en media hora lo tienes aquí.
— Quéeeeee, como voy a darme un masaje ahora.
— ¿Es lo que dijiste no? No me digas ahora que no te atreves.
Alejandra no sabía si el hombre era tonto, se estaba riendo de ella o simplemente la estaba poniendo a prueba.
— Claro que me atrevo, ¿porque no lo iba a hacer?
A los pocos minutos el timbre sonó, Alfonso abrió la puerta y se encontró allí al masajista. Era un hombre de pelo ya blanco y fuerte complexión, el pantalón y camiseta blanco que vestía hacía destacar el moreno de su piel.
Alfonso le ayudo a meter y montar la camilla plegable que traía, luego se despidió y le dejo a solas con Alejandra. Lo último que hizo antes de salir fue activar los nanobots que controlaban la excitación de Alejandra.
Alejandra hubiese preferido que Alfonso no se hubiese marchado, pero no quería reconocer que le daba vergüenza quedarse a solas con el masajista. El hombre le resultaba bastante atractivo y tenía una sonrisa de golfo que le daba un punto canalla.
— ¿Cómo me tengo que poner?
— Quítese la ropa y túmbese en la camilla bocabajo, puede dejarse puesta la ropa interior.
Alejandra se arrepintió en ese momento de no llevar sujetador puesto, pero tampoco quería parece una mojigata yendo a ponerse uno ahora que el ...
... masajista seguramente ya había notado la ausencia de la prenda. Se quitó el pantalón corto y la camiseta tumbándose rápidamente en la camilla mientras él colocaba una serie de botes en una mesita cercana.
La mujer estaba nerviosa, prácticamente desnuda con un desconocido, sabía que era un empleado del hotel y que no corría ningún riesgo, pero sentía un cosquilleo en el estómago. Aunque ella no lo sabía, los nanobots que tenía inoculados ya estaban sensibilizando sus zonas erógenas ayudando a calentarla.
Cuando el primer chorro de crema cayó sobre su espalda le resultó extrañamente estimulante. El masaje empezó en el cuello y los hombros, relajando los músculos y haciendo que la tensión nerviosa desapareciese.
Sus manos se van deslizando por toda la espalda, la recorren entera desde los hombros hasta la cintura, acarician desde los omoplatos hasta el borde de las bragas. Ella nota como se eriza su piel, los pezones están oprimidos contra la camilla, pero incluso así ella sabe que están duros y prominentes.
Ha empezado a masajearla las piernas, Alejandra intenta mantenerlas juntas, si las separa se dará cuenta de lo mojadas que están sus braguitas. Esta masajeando sus muslos, hace fuerza, las piernas se separan y ella gime sin poder controlarlo.
— ¿Todo bien señora?
— Sí… todo bien — Le contesta con un susurro.
Se ha empeñado en darle masaje en la cara interna de las piernas, las manos que suben y bajan ya han tocado el coño a través de la braguita más de una ...