Proyecto Imperium: Un Hermano Controlador
Fecha: 30/01/2025,
Categorías:
No Consentido
Autor: Atlas, Fuente: TodoRelatos
... y cuando empezó a lamer su coñito de arriba abajo levantó la cadera intentando incrementar el roce.
Iba cambiando la velocidad y orientación de la lengua, a veces lentas y profundas pasadas por todo el coño, otras veces una vibración rápida sobre el clítoris. Pronto Alejandra se corrió, al notar como le bañaba la cara el chico se deslizó sobre ella hasta quedar cara a cara.
No necesitó decir nada, ella le miró a los ojos e hizo un apenas perceptible gesto afirmativo.
Deslizó la lengua por su cara y la besa, sin dejar de besarla agarra su polla y la lleva a su entrada. En un suave movimiento de cadera empieza a clavarla, los gemidos de ella quedan ahogados en la boca de él. El sigue moviendo la cadera incrementando la profundidad y el ritmo.
Alejandra disfruta las penetraciones, se siente llena, aunque intuye que aún tiene mucho más que ofrecerla, no quiere que se detenga quiere más.
— Aaahhhhhh, no pares, no pares.
El ritmo sube aún más, al cabo de unos minutos ella ya ha perdido la cuenta de las veces que se ha corrido y apenas puede moverse. En el momento que noto su cuerpo totalmente apoyado sobre ella supo que estaba totalmente dentro. Sentía su coño totalmente lleno.
El movimiento se reanuda, pero con mucha más fuerza los empujones zarandean a Alejandra que se sujeta clavándole las uñas en la espalda, al final nota como se corre dentro de ella, se deja caer a un lado manteniéndola abrazada y ella se acurruca.
En el exterior un hombre habla con ...
... un teléfono móvil.
— Jefe, el chófer ha cruzado la línea.
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Pelayo ya se estaba impacientando tenían que haber llegado hacía un buen rato. Al ver que le estaban llamando se sorprendió.
— ¿Qué pasa que no estáis aquí ya?
— Estamos en el hospital a Pello le han roto la mandíbula.
— ¿Qué pasó?
— No sabíamos que era tan peligroso, el joven levantó un palmo del suelo a Pello de un puñetazo.
— Eso si que no me lo esperaba.
— En cuanto me recuperé volveré a por ellos, pero con más gente.
— No, vamos a cambiar los planes, tú no te preocupes.
Pulsó el interfono que le comunicaba con su secretaria.
— Avisa a Fabián que le necesitó.
“Se requiere buena presencia” en cuantas ofertas de empleo aparecen estas palabras, prácticamente en cualquiera que requiera trato con el público. Pues este era el caso contrario, a Fabián lo había contratado por su mala presencia, medía casi dos metros de altura, era muy delgado y no tenía un solo pelo, cuando te miraba con sus ojos de color azul muy pálido podía resultar absolutamente intimidador.
Fabián recibió sus instrucciones en silencio, se entendía con su jefe a la perfección hacía ya muchos años que se conocían. Él era el brazo en la sombra de Pelayo, cuando necesitaba algo que no era absolutamente legal era su obligación llevarlo a cabo. Esa mañana dos de sus hombres de confianza habían fallado en un encargo y no estaba nada contento, este encargo lo iba a realizar él personalmente.
ATLAS
Los ...