El hombre de la Casa 10: Confirmación
Fecha: 31/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Kurosko, Fuente: TodoRelatos
... noté esa mirada extraña en ella, estaría mintiendo. Raquel estaba la mar de contenta y aprovechaba cualquier pretexto para levantarse de su asiento y pasar bailoteando frente a ella, ya fuera para lavar los platos o para preparar palomitas para ver la tele.
La regla de mamá de “ver y no tocar” estaba siendo infringida descaradamente mientras mi hermana se apoyaba en mi hombro, comía del tazón de palomitas que estaba en mi regazo y restregaba sus tetas cuando nos daba de comer en la boca a mamá, que estaba a mi otro costado, y por supuesto, a mí. El tazón cumplía la función de ocultar mi erección, todo aquello parecía sacado de un video porno y aunque no tenía ni fuerzas para una cuarta chaqueta ese día, la sangre me hervía cada que sentía a mi hermanita resoplar sobre mi cuello sin pretexto alguno.
Todo esto ocurría sin que yo despegara la vista de la pantalla, poco o nada me importaba lo que los personajes de la serie estuvieran haciendo, pero quise actuar como si todo aquello fuera algo mundano. No vi ni la cara ruborizada de nuestra madre, ni las gotas de sudor frío que resbalaban sobre su pecho y espalda o las incontables veces que revisaba su celular, en espera de algo. De repente, se levantó y se dirigió en silencio hacia la entrada, pero escuchamos la puerta del medio baño, que estaba justo a lado del recibidor, cerrarse.
—Te digo que está cachondísima —susurró Raquel pícaramente—. Seguro no aguantó y anda…
Vi cómo se llevaba la mano a la entrepierna y así, ...
... sin más, uno de sus dedos se perdió de vista para entrar en ella. Uno pensaría que era para ejemplificar lo que trataba de decirme, pero aquello continuó y no fue sutil en lo absoluto. Más pronto que tarde, el ruido de chapoteo sonaba fuerte y claro y aunque los huevos se me fueron a la garganta, estaba completamente seguro de que aquello no nos traería problemas con mamá. Milagrosamente, mi hermanita acabó pronto y, como si nada, fue y regresó de la cocina con la esponja del para los trastes, limpió y tras regresarla a su lugar, volvió a ocupar su lugar junto a mí.
—Estás loca.
—Pero eso te encanta, ¿o no? —dijo con la mirada fija en la pantalla y se llevó un puñado de palomitas a la boca—. Yo acabé y mamá aún no sale del baño, ¿aún crees que me equivoco?
Como ya se había vuelto costumbre, aquello era verdad. Todavía pasaron varios minutos antes de que mamá regresara a la sala y agarrara palomitas del tazón que estaba casi vacío.
—Deja preparo más, mami.
—No, cariño. Gracias, así estoy bien.
—Bueno, quiero agua. ¿No tienes sed?
Creí que me hablaba a mí, pero cuando le dije que no, noté que era a mamá a quien le había preguntado. Ni se esperó a la respuesta y se dirigió al refrigerador y despachó un par de vasos. Fue ahí que me percaté del semblante de nuestra madre y los ojos de pistola que le estaba echando a Raquel tras recibir su vaso, ambas necesitaban rehidratarse.
—Te ves tensa, mami.
—Un poco, sí —respondió cortante tras darle un trago a su ...