1. Vacaciones a solas


    Fecha: 06/02/2025, Categorías: Gays Autor: falocrata1, Fuente: TodoRelatos

    La playa bullía de actividad con el apogeo del verano. La banda sonora de la época estival consistía en una mezcla de las olas del mar, las risas y los gritos de los niños y el barullo general de cientos de conversaciones y personas. El sol brillaba en lo alto de un cielo inmaculado, bañando con su calor a la gran multitud de veraneantes. La alegría bullía con facilidad cuando el buen tiempo, el escenario idílico y la falta de responsabilidades acompañaban.
    
    Para Felipe, sin embargo, el mundo no existía más allá de su libro abierto y de sus gafas. Era un entretenimiento inocente que siempre había disfrutado, un hábito inculcado por su sabia y santa madre que le había convertido en un hombre culto sin pecar de prepotente. Escondido bajo la sombrilla y detrás de las páginas llenas de letras, lo único que representaba su inclusión en la temporada era el bañador, el único código de vestimenta a cumplir sobre la arena. Ni siquiera se había acercado al agua para aprovechar su esencia refrescante. Tal vez hubiera ido de tener alguien que le incitara, o incluso que le arrastrara, pero no disponía de ningún tipo de compañía en sus vacaciones. Tampoco importaba. Le gustaba estar así, sin que le porfiaran.
    
    Aunque la falta de molestia era relativa. Unos pasos a su derecha, un bebé lloraba con toda la fuerza de sus jóvenes pulmones en brazos de su madre. Un poco más allá, las risotadas de varios niños reflejaban la enorme diversión que unas cuantas palas y cubos de plástico podían ...
    ... brindar. Y el eco de un balón resonaba en manos de un grupo de hombres jóvenes que jugaban al voleibol con una red imaginaria entre medias. Pero estaba acostumbrado a la lectura en sitios concurridos, como el autobús o el patio de su instituto, y aquellos ruidos de fondo no estorbaban sus historias, en las que se embebía como una especie de viaje dentro de su viaje. Una hipérbole deliciosa.
    
    Por el contrario, la vuelta resultó más aparatosa, en forma de una repentina lluvia de arena que le salpicó el rostro y el pecho desnudos. Sus ojos no se vieron afectados, protegidos por los cristales de sus gafas, pero su comodidad quedó empañada por el tacto áspero de la arena sobre su piel y entre las páginas. La fantasía se quebró como la imagen de una televisión afectada por un cortocircuito eléctrico. Mientras se sacudía la profusión de playa sobre él, uno de los jugadores de voleibol se acercó.
    
    -Perdona-dijo, de forma acelerada mientras se agachaba a recoger el balón.
    
    Felipe alzó la mirada para observar a su interlocutor. Y, de paso, capturar algunas vistas privilegiadas.
    
    -No pasa nada. Pero intentad no tirar tan fuerte la próxima vez.
    
    -Lo haremos.
    
    Luego se alejó, de vuelta con sus compañeros. Mientras le daba la espalda, Felipe se cobró una sanción mediante unas imágenes favorecedoras que pretendían ignorar aquel bañador bermuda de varios colores. Un capricho criminal, nada más, que resultaba barato al infractor y circunstancial para el damnificado.
    
    El impacto ...
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