1. Vacaciones a solas


    Fecha: 06/02/2025, Categorías: Gays Autor: falocrata1, Fuente: TodoRelatos

    ... negativo de la interrupción fue perder la magia de la literatura que tan concentrado le tenía. Así que, tras sacudir su libro lo mejor que pudo, se dirigió al mar para aprovechar su frescor y para lavarse la arena que se infiltró por su prenda y que se adhería a su sudor reseco. No pasó muy lejos de los jugadores, a los que dedicó una mirada fugaz por el rabillo para admirar la carnicería en exposición. Eran un grupo de varones magro y heterogéneo. Tal vez formaran un equipo de algún deporte que, tras ganar alguna competición, celebraban con unas vacaciones. O la explicación pudiera ser más simple y solo fueran unos amigos. Ambas eran igual de plausibles.
    
    Tal vez pudiera acercarse a conocer a alguno. Pero Felipe no era un fanático de los grupos grandes. Tenía su círculo de amigos, reducido pero fiel, aunque las circunstancias de las responsabilidades adultas les dejaban poco espacio para reunirse. Solo en fechas concretas, en épocas especiales y cuando coincidían sus períodos vacacionales. Aquellos tenían suerte de poder concurrir tantos, pensó. Por eso, y por su falta de pareja, era por lo que disfrutaba de unas vacaciones a solas. Por lo menos tenía libertad de decisión en lo que hiciera con su tiempo, sin depender de democracias, de seguir o ser seguido. Y podía nadar con tranquilidad en las aguas marinas, heladoras en comparación con el aire tórrido, siempre que no chocara con nadie, y alejarse nadando todo lo dentro que su resistencia y el sentido común permitieran ...
    ... sin esperar a otro.
    
    Hacia mediodía volvía a su hotel para cambiarse y ponerse una ropa más adecuada para salir en busca de un buen restaurante para la hora de la comida. En el paseo marítimo abundaban, con terrazas de distintos estilos para disfrutar del clima y de la comida por igual. Mientras degustaba el menú elegido vio de nuevo al grupo de voleibol cruzar por el paseo ante él. Su ambiente de juerga reverberaba por la rambla, convirtiéndose en un foco de atención para el resto de viandantes. Su buen humor casi resultaba contagioso, con sonoras carcajadas que ocultaban los graznidos de las gaviotas y el murmullo de conversaciones ajenas. Su presencia discurrió como una ola que barría el mal humor, si acaso podía existir en un día tan agradable.
    
    Que coincidieran dos veces podía ser un misterio con una resolución muy simple. Una ciudad costera con buen ambiente favorecía la concurrencia en la calle. Y el foco de actividad se concentraba junto al mar. A la mínima que tuviera un rostro familiar y un poco de atención los podía encontrar en cualquier parte. A saber cuánta gente de la que compartió en la playa estaba por ahí alrededor y ni se había dado cuenta. Ese crío que comía helado con la boca abierta podía ser el mismo que construía castillos esa mañana. Y el berreo de un bebé a tres mesas de distancia le resultaba demasiado familiar.
    
    La tarde pasó entre el inexcusable horario de siesta, aún más justificado por las temperaturas, y un poco más de playa y libro que ...
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