De adolescencia, amor y sexo
Fecha: 24/02/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Pieldemanzana, Fuente: TodoRelatos
... nerviosas deshacían su trabajo con mi camisa. De abajo arriba, fui abriendo de nuevo la prenda, la dejé caer de mis hombros. Desabroché mi sujetador hasta quedar totalmente expuesta a su mirada. Creo que él se asustó un poco porque trató de impedírmelo diciendo que no era necesario. Si, lo era, para mí lo era.
Tomé su cabeza con mis manos y lo aproximé hasta sentir su respiración en mi piel, hasta sentirlo entre mis pechos. Mi cabeza dio vueltas cuando comenzó a besarlos, cuando se aproximó a mis pezones, duros como piedras. Yo jadeaba y no quitaba las manos de su cabeza para que no cesara.
Estaba muy nerviosa, tanto como él, pero necesitaba dar rienda suelta a la sexualidad, tanto tiempo reprimida. Me sabia mujer, era una mujer, mi sexo lo reclamaba. Necesitaba saber qué era el sexo y quería que fuese con él.
Sabía que por alli no habría nadie, estábamos demasiado lejos. Que la tarde que comenzaba a declinar nos ocultaría. La oscuridad seria nuestra cómplice de secretos.
Me deje caer de espaldas mientras él seguía navegando de un pecho a otro, acelerando mis latidos y humedeciendo mis braguitas. Su paquete pujaba contra mi muslo. Se sentía duro.
Sus manos comenzaron a hacerse dueñas de mi piel adolescente mientras su boca volvía a besarme con ansias. Sentí una contracción en mi entrepierna cuando su mano se deslizo despacio hasta mi vientre. Mi respiración de aceleró.
Despacio y con manos temblorosas, abrió el cierre de mi falda, mis muslos aparecieron ...
... bajo ella apretados, solo la débil tela de mis braguitas lo separaban de mi intimidad. Sin dejar de hundir su lengua en mi boca, se acercó lentamente hasta el filo de ellas. Unos pelitos rebeldes se escapaban a sus lados. Aquel contacto me hacía vibrar. Quería que siguiese. Mi sexo se impacientaba por recibir la primera caricia de su vida. Yo también.
Sus dedos se posaron sobre mi monte de venus y un quejido escapó de mi boca, era agradable aquel tacto extraño. Tan diferente a cuando lo hacía yo, tan enervante y, sin embargo, me sentía tan nerviosa que apreté mis muslos como para impedirle el paso.
La palma de su mano se posó sobre mi sexo, sé que podía sentir mi humedad en ella. Acarició la piel de mis muslos, se coló entre ellos, que se abrieron a aquel contacto. No mucho, solo lo justo como para que su dedo rozara mi vagina. A esas alturas creo que ya todo me daba igual. Abrí un tanto mis piernas para dejarlo pasar. Lo hizo y un escalofrió aún más intenso me subió por la medula hasta alcanzar la base de mi nuca.
Por primera vez en mi vida sentía realmente el placer de ser acariciada. Por primera vez era otra mano y no la mía la que me hacía fantasear. El roce de su miembro contra mi muslo aceleraba aún más aquella urgencia que nacía en mis entrañas. Creo que me apreté a él para sentirlo mejor.
Para entonces mis braguitas estaban arrolladas a un lado. Mi sexo estaba a su alcance, sus manos temblorosas se paseaban a lo largo de él arrancándome gemidos que no podía ...