La historia de Arturo
Fecha: 01/03/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: ElFantasmaRojo, Fuente: TodoRelatos
... la fue jalando más rápido, yo también lo hacía con la misma intensidad. Así nos estuvimos masturbando hasta que ya no aguanté más y me bajé el calzón. Ella no dijo nada, solo volteó a verme con la cara roja como diciéndome “hazlo”. Se inclinó un poco hacia enfrente para acomodarse bien y le puse la polla en la entrada de la vagina. Estaba tan mojada que sus jugos ya estaban humedeciendo la sábana. Se lo froté primero como en las películas porno, en todo lo largo de la panocha. Era mi primera vez y quería disfrutarlo como siempre imaginé. Le levanté la pierna y se la fui metiendo despacio, y cuando estuve totalmente adentro gimió muy fuerte. Estaba hirviendo por dentro y de hecho me sorprendió que estuviera tan apretada. Y fue algo instintivo ¿sabe?, el movimiento… el mete-saca, muy lento porque no me quería venir tan rápido, quería durar lo suficiente para que ella también lo disfrutara tanto como yo. Ella se apoyó con el brazo en la cama para moverme el culo también, hasta que los dos agarramos el mismo ritmo. Yo estaba bufando, tratando de contener la respiración como si eso ayudara no venirme, y mi mamá solo gemía cada vez que la sentía totalmente dentro, sin importarle que mi ‘apá’ estuviera en el otro cuarto. Pero como oíamos los ronquidos, no nos importó.
Ella pasaba saliva con la respiración agitada y se acariciaba las piernas cubriéndose con la libreta. Suspiraba pesadamente mientras su mano rozaba la entrepierna, que a esas alturas estaba totalmente empapada. ...
... Arturo no se dio cuenta.
- ¿Te dijo algo mientras tenían sexo?
- No. Bueno, sí. Lo que dicen todas… Solo gemía y jadeaba y me decía que “así” o “más rápido”. Ya cuando empezaron a temblarle las piernas me di cuenta de que se iba a venir. Se la metí más rápido hasta que gritó muy fuerte mí nombre, valiéndole todo. Me hizo una seña para que me detuviera un momento mientras bajaba la pierna. Seguía dentro de ella y sentía como su interior se expandía y contraria rápidamente. Le besé la espalda y el cuello mientras trataba de calmarme. Entonces se levantó y se quitó el camisón. Nunca voy a olvidar como sus tetas se movieron cuando se acomodó sobre mí. Tiene los pezones muy grandes y de un color rosa claro que casi se pierde con su piel, nunca imaginé que serían así. Las agarré con ambas manos y se las chupé como desesperado, hasta que ella me rodeó con sus brazos como pidiéndome que lo hiciera despacio. Entonces se acomodó sobre mi polla y de un sentón se la metió toda otra vez. Se quedó quieta un momento y empezó a cabalgar muy despacio. Yo no tuve que hacer nada, pues ella se movía sobre mí, dándome sentones o moviendo las caderas. Me recosté en la cama y puso sus manos en mi pecho sin dejar de moverse; me encantaba ver como mi pene desaparecía en su entrepierna. Ella estaba fuera de sí, de verdad lo estaba disfrutando mucho y no le importaba que fuera su hijo, ella solo quería que me la cogiera.
Lorena mordió ligeramente el bolígrafo con la mirada en las páginas. Repasaba ...