1. Una Buena Ocasión 2


    Fecha: 09/03/2025, Categorías: Incesto Autor: Trastornado, Fuente: TodoRelatos

    Una buena ocasión 2
    
    Damián no era de los tíos a los que les gusta ser populares, o en su caso, de los que le hubiera gustado. Pero al llegar al instituto, todos le saludaban como si fueran sus amigos de toda la vida, dándole la mano o incluso abrazos de super colegas. Al tercero que vino a saludarle lo esquivó y se dio la vuelta, saliendo del instituto.
    
    - ¿Dónde vas? ¿te has dejado algo?. - le preguntó Fermín, llegando a su lado.
    
    -Ey hola, Fermín. Que va, es que no puedo con esta gente, faltare unos días, a ver si se les pasa. - le explicó.
    
    -Tu pasa de ellos, como hacían antes contigo, nadie te va a decir nada. - le animo su colega.
    
    -Vamos karateca, tenemos clase. - le dijo Andrea, acercándose y dándoles la vuelta con la silla, mirándole diferente.
    
    Se lo pensó un instante, y fue con ellos.
    
    Lo hizo así, le saludaban y él los miraba como le miraban antes ellos, y surtió efecto. Pero no tardo en volver a fijarse en las chicas, y había un montón para fijarse, por no decir que la mayoría también le miraban igual, pero noto un golpe de Fermín, que le señalo a Andrea, y el asintió cómplice, dejando de mirarlas.
    
    En clase era más difícil, las tenía más cerca y les olía los coñitos. Se tiraba gran parte de la clase medio empalmado, y últimamente también corregía al profesor. Esto fascinaba a todos, y más si el profesor le daba la razón felicitándole. Y en la última clase, le vinieron a buscar de dirección.
    
    -Si no he hecho nada, todo a pasado fuera del ...
    ... instituto. - le explicó al bedel, que no le hizo ni caso. El pobre parecía un zombi.
    
    -Tranquilo, solo quieren hablar contigo. - le explicó, con voz neutra, la segunda vez que insistió Damián.
    
    Y le acompaño pensando que le mentía, y todo era por las peleas con los abusones.
    
    A Sandra, la directora le conocía de vista, nunca había hablado con ella, y todos decían que era una bruja. Al entrar en su despacho solo vio a una mujercita bajita y delgada, de unos 50 años, con pinta de bibliotecaria, o de directora en este caso.
    
    -Siéntate Damián. - le dijo mirándose uno a otro, de diferente manera.
    
    La directora tenía informes de su cambio de actitud, de su mejoría en las notas muy notable, pero no tenía ningún informe de miradas lascivas. Y a ella nunca le habían mirado traspasando su blusa de flores, y admirando dos pequeños pechitos como dos mandarinas. Y se sintió alagada, pero muy incómoda.
    
    - ¿Por qué me miras así? -le preguntó al final, directa, pero algo nerviosa.
    
    -La recordaba más mayor, y más alta. - le dijo como si la conociera.
    
    -Vaya hombre, una falta y un cumplido, me dejas a cuadros. - le respondió.
    
    Por la mente de Damián habían pasado unas palabras que pudo contener, ni apretando los dientes.
    
    -Perdone, no lo he pensado. - se excusó.
    
    - ¿Tomas algún medicamento, o pastillas para la memoria?, Ya sabes. - le preguntó mirando un dossier.
    
    -Que va, no tomo nada. - le contestó fijándose en su manita, blanca y pequeña, cogiendo su rabo. Casi se le escapa ...
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