Una Buena Ocasión 2 - Relatos Eróticos

Una Buena Ocasión 2

... una carcajada, pero tosió y miro a otro lado.

-Pues no lo entiendo, ¿lees mucho más últimamente? ¿Algún amigo o familiar universitario o profesor que te ayude con los estudios? - le insistió.

Damián se había dado cuenta que al trasluz se le definía su pechito en un pequeño sujetador también pequeño, pero que embellecían más la tetita, ya que solo le tapaba justo por encima de unos pequeños pezoncitos. Y admirándolo, le contestó ya cansado:

-No directora, ningún cambio en nada ¿Tanto he mejorado? Si no he hecho más de lo que hago siempre. - le soltó, sin dejar de mirar ese pechito que apenas se movía cuando ella escribía.

Estuvo escribiendo sin decir nada, y él le miraba los brazos finos y pequeños, y la blusa estampada que le parecía horrible, junto a ese recogido del pelo que no ayudaba.

- ¿Su aspecto es como un uniforme verdad? ¿no va así normalmente?. - le soltó, haciendo que dejara de escribir y le mirara extrañada.

-Si, muy agudo Damián ¿pero porque esa pregunta? - le preguntó muy intrigada, pensando que estaba ante un genio en potencia.

-Perdone mi descaro, pero me gustaría verla sin esas pintas. - le dijo notando su polla animarse.

-Si alguna vez vas por el centro, seguro que nos encontramos, si me reconoces. - le contestó sonriéndole.

-No, no, digo ahora. Venga, estamos solos, y al trasluz ya veo más o menos como es sin esa camisa tan fea. - le dijo mirándole los pechos.

Sandra le mantuvo la mirada, y se dio cuenta del juego de luces, que ...

... le hacía transparentar su interior, no sabía bien que contestarle, pero le dijo:

-Damián, llevémonos bien, eso es una falta de respeto muy seria cielo, céntrate y no vuelvas a hacerme un comentario así. - le dijo lo más tranquila y amigable que pudo, pero muy alagada e intrigada con el joven descarado.

-Ya veo, lo suponía. Pues nada, me fijare en las mujeres bajitas cuando vaya al centro ¿me puedo ir?. -le explicó con tono de enfado.

Sandra sabía que era un juego, tenía un título en psicología, entre otros dos más, y un doctorado que tenía a medias. Pero ese chico era diferente, y su mirada descarada le ponía nerviosa, seguramente adrede. Volvió a mirar sus informes, y solo vio lo de las peleas fuera del instituto para defender a su amigo, que sabían que sufría “bullying”. Pero nada anterior de violencia o explosiones de rabia, y lo más importante ahora, acoso a alguna chica, o algo similar. Y se tranquilizó diciéndole más seria:

-No Damián, no te puedes ir, y deja de mirarme así ¿Cómo te va en casa?. - le dijo sin notar ningún cambio en su mirada, ni vergüenza al empezar a excitarse.

Damián no podía contestar, es más, no sabía que decir después de tirarle los tejos a la directora, que a él no le parecía nada sexy. Y notaba su polla empezar a despertar. Sintió miedo de hacer algo malo. Pero no tenía el control, aunque aún no lo sabía.

-Que puta manía con llamarme Damián, me llamo Santiago, y en casa bien, me llevo alguna tía de vez en cuando, le doy lo suyo ...