La primita feminista - Relatos Eróticos

La primita feminista

... masculinidades.

- Pues con esta actitud mi polla no deja de ir de coño en coño.

- Me parece una actitud muy machista.

- Primo, si te dejas comer la cabeza por el feminismo, será lo único que te coman.

Siempre había sido muy respetuoso con las chicas, pero los chavales del gimnasio me habían enseñado que no debía dejar que ejercieran su dominio sobre mí y me manipularan o si no harían conmigo de todo menos follar. Al principio pensaba que eso no me iba a dar resultado, hasta que descubrí que había muchas mujeres que se ponían cachondas al sentirse dominadas.

Había aprendido mucho de mis nuevos amigos, pero ya tenía de antes algo de esa actitud que me inculcaron, por eso sabía que mi primo no iba a conseguir nada por mucho que se machacara en el gimnasio. Los pocos domingos que acudía a la comida familiar le contaba a Nil todos mis polvos para que sintiera envidia, por mucho que dijera que eso no le impresionaba.

Mi primo y yo estábamos más distanciados que nunca, ya casi no nos quedaba nada en común, pero seguía reinando la y concordia y el buen rollo cuando nos encontrábamos. En lo que sí coincidíamos eran en las ganas que teníamos ambos de reencontrarnos con Frida, pero para eso iban a tener que pasar dos años más.

La noticia del regreso de mi tía nos pilló a todos por sorpresa. Había pasado tanto tiempo que dimos por hecho que nos estaba ocultando algo, aunque ella insistía en que era por asuntos laborales y porque Frida se había adaptado muy bien a su ...

... nueva ciudad. En cualquier caso, toda la familia estaba deseando volver a verlas.

- ¿Cuándo vuelven exactamente?

- Para las fiestas, las van a pasar aquí.

- ¿Se van a quedar en casa de los abuelos?

- Vamos a alquilar una casita rural para pasarlas todos juntos.

- Demasiado follón para un par de días, ¿no?

- La idea es que estemos una semana entera.

- Pues ya os podéis olvidar de contar con mi presencia.

- ¿Por qué dices eso?

- Porque yo no puedo estar una semana entera sin ir al gimnasio.

- Nos vamos a juntar todos después de tres años, no puedes faltar.

- Tengo planes para esos días, mamá.

- ¿Más importantes que volver a ver a tu prima y a tu tía?

- No, pero no puedo alterar mi vida porque hayan decidido volver justo ahora.

- Hazlo por Frida, hijo, que me consta que te echa mucho de menos.

- Vale, pero que papá prepare el maletero del coche para mis pesas.

Me entraban sudores fríos solo de pensar que me iba a pasar una semana entera comiendo la deliciosa comida de mi abuela sin poder entrenar suficientemente bien. Solo las ganas de volver a ver a mi prima hicieron que cediera y trazara un plan alternativo que se basaba en improvisar mi propio gimnasio en esa casa rural.

Lo del deporte tenía solución, pero lo que no iba a llevar también era estar esos días sin echar un polvo. Me había acostumbrado a tener sexo con mucha frecuencia, sobre todo desde que me contrataron para trabajar unas horas como monitor en el gimnasio. Eso ...