Al Servicio del Sultán 3 - Relatos Eróticos

Al Servicio del Sultán 3

... frase.

“Nunca haría eso, es el único recuerdo que me queda de ella, de tu padre, de todos los que hemos ido perdiendo en este tiempo;” le respondo.

“¿Has seguido escribiendo todos estos años?” me pregunta asombrada, pasando las páginas lentamente.

“Sí, esta todo en el diario;” le respondo, “El nacimiento de Sara, la llegada a Constantinopla, la muerte de…” me callo yo también incapaz de pronunciar su nombre.

“¿Puedo leerlo?” vuelve a preguntarme Jimena.

“Por supuesto, es tanto mi historia como la tuya.”

Jimena comienza a leer el diario en voz alta.

20 de Octubre del año 1183 / 1 de Rajab del año 579

Llevamos cerca de dos meses en las tierras de Moussa, y no tardé más de una semana en entender a qué se refería Saladino cuando me dijo que no me encariñase demasiado.

La pequeña fortaleza al pie de las Montañas Akakus es todo lo contrario a Alejandría, es más, por su sobriedad y escasez de colores es muy parecido a las tierras de Castilla donde yo nací, aunque aquí el calor reinante es totalmente opuesto al frio y las primeras nevadas que en estas fechas habrán caído ya en la meseta.

Aunque la mayoría de los súbditos de Moussa son nómadas, la Fortaleza Roja como llama a la pequeña ciudad amurallada, además de servir de refugio, controla las minas de las montañas y los dos oasis cercanos, paso obligado para todas las caravanas que transitan por esta zona.

El tiempo ha trascurrido rápido y sin preocupaciones, alojado en un pequeño palacete junto ...

... a Zeiga y mis tres esclavas, atendido por media docena de esclavas que Moussa entregó como regalo de bodas a su hija.

Las noches han sido largas y llenas de sexo y pasión, con Zeiga de protagonista y con una o varias esclavas como acompañantes. Las primeras noches estuve bastante preocupado por cómo iba a comportarse Merary, pero no sé si porque su honor al ser derrotada la obliga, o porque es una sumisa nata, nunca mostró ningún gesto de resistencia. Solo Jimena con su incipiente barriga producto de su embarazo ha comenzado a ser excluida de estos juegos nocturnos, aunque no pierdo oportunidad de pasar tiempo con ella todos los días y follármela en cuanto puedo.

Pasamos mucho tiempo con Moussa, que ha insistido en que Zeiga y yo nos sentemos a su lado en las recepciones que todas las mañanas hace, con la clara intención de convencerme que me quede a su lado.

27 de Octubre del año 1183 / 8 de Rajab del año 579

Esta mañana Moussa ha irrumpido poco después del amanecer en mis habitaciones, sin importarle encontrarse a Zeiga y a las esclavas desnudas.

“Vístete Eric;” me grita, “Alá nos ofrece algo de diversión, una manada de leones ha ocupado uno de los oasis cercanos y está aterrorizando a las caravanas.”

Al oír las palabras de su padre, Zeiga se incorpora en la cama sin importarle mostrar su torso desnudo.

“Por fin voy a poder participar en una cacería;” exclama.

Miro a Zeiga y luego a Moussa sin saber qué pasa, aunque la forma en que Moussa mira a su ...