Al Servicio del Sultán 3 - Relatos Eróticos

Al Servicio del Sultán 3

... hija, me dice que esto es un tema que viene de lejos.

“Nunca he dejado a Zeiga ir a una cacería;” me comenta. “Ahora es tu problema;” señala abandonando la habitación.

“No es tu problema, voy a ir sin importar lo que digas;” me dice Zeiga saliendo de la cama, haciendo un gesto a Yaritza y a Merary para que la sigan.

Miro como Zeiga se aleja y muevo la cabeza, la única forma de evitar que Zeiga me acompañe a la cacería es encadenarla a la cama, y aun así no estoy seguro de conseguirlo.

Me reúno con Moussa para prepararlo todo, estamos hablando tranquilamente cuando me da una palmada en la espalda.

“Mira lo que viene por ahí;” me dice.

“¡Joder!” exclamo al ver aparecer a Zeiga acompañada de Yaritza, Merary y Jimena, todas ellas preparadas para la cacería.

“Creo que eres un poco blando con tu esposa y tus esclavas;” me susurra Moussa en voz baja, sin dejar de reírse.

“No soy el único;” le respondo al ver como Sarah se une a las cuatro chicas.

Sarah y Yaritza van vestidas iguales, con pantalones blancos de algodón y una blusa similar sin mangas, con una protección de cuero en la parte derecha de su pecho para poder disparar con el arco recurvo que sostienen en la mano, las dos jóvenes llevan también una lanza en la mano.

Zeiga va vestida de forma muy similar a la primera vez que la ví, con ropa de cuero blanco, aunque lo que me sorprende es la ballesta que lleva en su mano, un arma acostumbrado a ver en Castilla, pero que no he visto en estos meses ...

... en las tierras gobernadas por Saladino. Jimena va vestida de forma similar a Zeiga, pero en cuero rojo y con su vientre al descubierto, no lleva ningún arma excepto una daga que perteneció a su padre sujeta al cinto.

Las cuatro jóvenes destacan entre la veintena de hombres reunidos, provocando que todos las miren, aunque solo durante unos segundos, ya que todas las miradas incluyendo la de Moussa y la mía se centran al momento en Merary.

La esclava nubia se ha pintado el cuerpo con varias líneas azules y tan solo lleva una tela blanca cubriendo su sexo, no lleva armas, y nos mira a Moussa y a mí como si estuviese esperando algo.

Es Moussa el primero en reaccionar, haciendo un gesto a uno de los soldados, que entra en el edificio cercano y vuelve minutos después junto a media docena de enormes nubios que se arrodillan e inclinan su cabeza en el suelo en cuanto ven a Merary.

“Son los mejores cazadores de leones del mundo;” me dice Moussa.

Los soldados de Moussa entregan sus lanzas cortas a los guerreros nubios, cuatro a cada uno, y uno de ellos deja una caja en la mesa a mi lado.

Abro la caja y veo dentro los dos gladius que llevaba Merary el día que la derroté, no he hablado con ella, ni de las espadas, ni de sus ojos azules y rasgos occidentales, tal vez pueda aprovechar la cacería para ello.

Entrego las dos espadas a Merary junto al arnés para sujetárselas a su espalda y uno de los soldados le da dos lanzas cortas. Todo el grupo montamos a caballo y nos ...